Sofía y el misterio de las estrellas brillantes



Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Sofía. Sofía era una niña curiosa y aventurera, le encantaba explorar el mundo que la rodeaba y descubrir cosas nuevas.

Desde que nació, sus padres, Marta y Juan, le enseñaron a amar la naturaleza y a ser valiente. Sofía tenía apenas un año y medio, pero ya caminaba con firmeza y estaba ansiosa por descubrir el mundo que la rodeaba.

Una noche, mientras paseaba con sus padres, Sofía levantó la cabeza y vio algo que la dejó maravillada. Eran las estrellas en el cielo, brillando con fuerza y ​​belleza. "¡Mira, mira! ¡Estrellas brillantes!" exclamó Sofía señalando hacia arriba. Sus padres sonrieron ante su emoción y decidieron contarle una historia mágica.

"Sofía, todas esas estrellas en el cielo son como lucecitas mágicas que nos guían en la oscuridad", explicó su papá.

"Sí, y dicen que si haces un deseo y las estrellas brillan más fuerte, ese deseo se hará realidad", agregó su mamá. Sofía quedó encantada con la historia y decidió que deseaba que las estrellas brillaran muy fuerte. Desde esa noche, todas las noches, Sofía observaba las estrellas y les pedía que brillaran más para que su deseo se cumpliera.

Sus padres la animaban, sabiendo que la magia de las estrellas era solo el comienzo de la maravillosa imaginación de su hija. Un día, mientras Sofía jugaba en el jardín, notó que su flor favorita, la margarita, estaba cerrada.

"¿Por qué estás cerrada, linda margarita?", preguntó Sofía con curiosidad. "Tal vez necesitas un poco de luz para abrirte". Entonces, Sofía miró hacia arriba y pidió a las estrellas que brillaran con fuerza para iluminar la margarita.

De repente, las estrellas parecieron titilar con más intensidad. Sofía sonrió, emocionada, y corrió a contarle a sus padres lo que había sucedido. Esa noche, todos juntos observaron las estrellas y celebraron la magia que Sofía había logrado con su deseo.

A partir de ese día, Sofía siguió explorando y descubriendo la magia que la rodeaba, siempre con la misma emoción y curiosidad que la caracterizaba.

Y aunque todavía era muy pequeña, sabía que con un poco de magia y mucha imaginación, cualquier deseo podía hacerse realidad.

FIN.

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