Sofía y el negocio de los limones



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Limonar, una niña llamada Sofía.

Sofía vivía con su abuela Margarita en una casa rodeada de árboles frutales, pero el que más le gustaba a Sofía era el limonero que estaba en el jardín trasero.

Un día, mientras ayudaba a su abuela a recolectar limones, a Sofía se le ocurrió una brillante idea: ¿por qué no vender los deliciosos limones que crecían en su propio árbol? Ella sabía lo jugosos y sabrosos que eran, y pensó que la gente del pueblo también debería disfrutarlos. -Abuela Margarita, ¡quiero emprender con la venta de limones! -dijo entusiasmada Sofía. -¡Qué buena idea, mi niña! -respondió su abuela con una sonrisa-.

Pero recuerda que para emprender necesitas planificar bien todo. Sofía asintió con decisión y se puso manos a la obra. Primero, decidió hacer unos carteles coloridos anunciando la venta de limones frescos del árbol de su abuela.

Luego, preparó cestas bonitas para colocar los limones y las llenó con los frutos amarillos y brillantes. El primer día de venta fue emocionante para Sofía. Colocó su puesto en la plaza del pueblo y esperó nerviosa a que llegaran los clientes.

Pronto, algunas personas se acercaron curiosas por los carteles tan llamativos. -¡Limones frescos del árbol de mi abuela Margarita! ¡Llévelos antes de que se agoten! -gritaba Sofia animadamente.

Los clientes probaban los limones y quedaban maravillados por lo sabrosos que eran. Pronto empezaron a correr rumores sobre la niña emprendedora que vendía los mejores limones del pueblo. Las ventas comenzaron a aumentar rápidamente. Pero un día, una señora mayor llegó al puesto de Sofía con gesto preocupado.

-¿Qué pasa? -preguntó Sofía al notar la expresión triste en el rostro de la mujer. -La próxima semana habrá una feria de productores locales en el pueblo vecino -explicó la señora-.

Creo que tus limones serían un gran éxito allí, pero debes inscribirte pronto para participar. Sofia sintió un escalofrío de emoción ante la idea de llevar sus limones aún más lejos. Corrió hasta su abuela Margarita para contarle sobre la feria y juntas trabajaron duro para prepararse.

Empacaron cajas llenas de limones cuidadosamente seleccionados y listos para ser vendidos en la feria. El día de la feria finalmente llegó y el puesto de Sofía destacaba entre todos los demás por sus vibrantes colores y exquisitos aromas.

La gente se agolpaba alrededor deseando probar esos famosos limones del árbol mágico de Villa Limonar. Las ventas fueron todo un éxito aquel día.

Mucha gente elogió a Sofia por sus increíbles limones e incluso algunos comerciantes mostraron interés en comprar grandes cantidades para vender en sus tiendas. Al finalizar la feria, Sofia estaba radiante junto a su abuela Margarita.

Habían logrado mucho más de lo que jamás hubieran imaginado gracias al esfuerzo conjunto y las ganas inquebrantables de emprender. Desde entonces, Sofia siguió vendiendo sus famosos limones no solo en Villa Limonar sino también en pueblos cercanos e incluso ciudades grandes.

Su pequeño negocio había crecido tanto como ella misma, demostrando así cómo algo tan sencillo como un árbol frutal podía convertirse en toda una aventura llena de éxitos si se ponían ganas e ilusión cada día.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!