Sofía y el pajarito herido



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, donde vivía una niña llamada Sofía. Sofía era una niña curiosa y alegre, siempre estaba buscando aventuras nuevas para vivir.

Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, se encontró con un pajarito herido. Sin dudarlo, lo tomó en sus manos y decidió cuidarlo hasta que estuviera fuerte para volar de nuevo.

"Tranquilo amiguito, pronto estarás mejor", le dijo con cariño Sofía al pajarito mientras le daba agua y comida. Con el paso de los días, el pajarito se recuperó gracias a los cuidados de Sofía. Una mañana soleada, el pajarito batió sus alas y emprendió vuelo hacia el cielo azul.

"¡Vuela alto amiguito! Siempre te recordaré", exclamó emocionada Sofía viendo al pajarito alejarse en el horizonte. Desde ese día, Sofía sintió en su corazón que había hecho algo especial ayudando al pajarito.

Se dio cuenta de que cada ser vivo es importante y que podemos marcar la diferencia con pequeños actos de amor y bondad. Una noche, mientras miraba las estrellas desde su ventana, escuchó una voz suave que le dijo:"Sofía querida, recuerda que eres importante para mí porque te amo incondicionalmente.

Cuida de mi creación y siempre estaré contigo". Sofía sonrió sintiendo paz en su corazón. Saberse amada por Dios la llenaba de alegría y la inspiraba a seguir siendo buena con todos los seres vivos.

A partir de ese momento, Sofía se convirtió en la protectora del bosque y todos los animales sabían que podían acudir a ella en busca de ayuda o consuelo.

Y así, entre risas y cantos de pájaros, Sofía siguió creciendo siendo luz y amor para todos los que la rodeaban. Porque cuando uno sabe que es amado por Dios, todo es posible y el mundo se llena de magia y bondad.

FIN.

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