Sofía y el pájaro mágico


Sofía se agachó detrás del árbol y contuvo la risa mientras veía a sus padres buscándola por todas partes. Esperaba con emoción el momento en que saldría de su escondite y los vería sorprenderse.

"¿Dónde estará Sofi? ¡No puede haber desaparecido!", decía su mamá, preocupada. "Tranquila, seguro está cerca. Sofi, ven cariño, no te asustes", agregaba su papá, mirando debajo de bancos y detrás de arbustos.

Sofía sentía cosquilleo en la panza al escuchar las voces de sus padres cada vez más cerca. Pero justo cuando estaba por salir, un pajarito se posó en una rama sobre ella y comenzó a cantar. La niña se quedó quieta, maravillada por el canto melodioso del ave.

El tiempo pasaba y Sofía seguía allí, hipnotizada por el pequeño pájaro que parecía cantarle solo a ella. Mientras tanto, sus padres buscaban sin descanso entre la preocupación y el desconcierto.

"¡Creo que la vi allí! ¡Sofi!", exclamaba su mamá señalando hacia otro lado. "¡Vamos rápido antes de que se aleje más!", respondió su papá ansioso por encontrarla.

Finalmente, tras un rato que pareció eterno para ellos pero mágico para Sofía junto al pajarito cantor, la niña decidió salir de su escondite lentamente. Sus padres se giraron hacia el árbol donde estaba y al verla allí parada con una sonrisa tímida en el rostro no pudieron contener la emoción.

"¡Sofia! ¡Por fin te encontramos! ¿Estás bien?", dijo su mamá abrazándola con alivio. La niña asintió feliz mientras explicaba cómo había estado disfrutando del concierto privado del pajarito. Sus padres no sabían si regañarla o reírse ante tanta travesura e inocencia junta.

"Qué susto nos diste Sofi... Pero me alegro de que estés bien", expresó su papá acariciándole la cabeza con cariño. Desde ese día, Sofía aprendió que las travesuras pueden ser divertidas pero también pueden causar preocupación a quienes más nos quieren.

Y aunque le encantaba jugar al escondite en el parque, entendió la importancia de comunicarse mejor con sus padres para evitar malentendidos y sustos innecesarios. Juntos siguieron disfrutando aquel día soleado en familia, lleno de risas y amor.

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