Sofía y el poder de la amistad



Ella era una niña muy curiosa y divertida llamada Sofía. Un día, sus padres decidieron cambiarla de colegio porque se mudaron a un nuevo barrio.

Sofía estaba emocionada por la idea de conocer nuevos amigos y aprender cosas nuevas, pero al llegar a su nuevo colegio, algo inesperado sucedió. En su primer día de clases, Sofía conoció a una niña llamada Valentina. Valentina parecía ser una niña un poco gruñona y no quería hablar con Sofía.

La pequeña quedó triste y confundida. No entendía por qué Valentina no quería ser su amiga. Los días pasaban y la situación entre las dos niñas no mejoraba.

Valentina seguía evitando a Sofía en el recreo y durante las actividades en clase. A pesar de esto, Sofía decidió que no iba a rendirse tan fácilmente.

Un día, mientras jugaban en el parque durante el recreo, Sofía vio que Valentina se acercaba al árbol donde ella estaba sentada solita. Ella decidió darle otra oportunidad e invitó amablemente a Valentina a jugar con ella. Valentina miró sorprendida a Sofía y aceptó la invitación sin decir nada más.

Juntas comenzaron a construir un castillo de arena en el arenero del colegio. Poco a poco, ambas fueron compartiendo risas y secretos.

A medida que los días pasaban, Sofía descubrió que lo que hacían diferentes eran precisamente las cosas que podían hacerlas buenas amigas: mientras Sofia era muy creativa e imaginativa, Valentina era muy ordenada y organizada. Una tarde después de la escuela, Sofía invitó a Valentina a su casa para jugar. Allí, descubrieron que juntas podían crear cosas maravillosas.

Sofía dibujaba y Valentina le ayudaba a organizar sus materiales. Un día, mientras estaban en el colegio, una niña nueva llamada Camila llegó al salón de clases. Al verla un poco tímida y perdida, Sofía se acercó amablemente y le ofreció ayuda.

Camila aceptó encantada y pronto las tres comenzaron a ser muy buenas amigas. Sofía aprendió una gran lección: no juzgar a alguien sin conocerlo primero.

Descubrió que todos somos diferentes pero eso no significa que no podamos llevarnos bien o aprender unos de otros. Desde ese día, Sofía siempre fue amable con todos los nuevos compañeros de clase que llegaban al colegio.

Ella sabía lo importante que era hacer sentir bienvenidos a los demás y darles una oportunidad para demostrar quiénes eran realmente. Y así fue como Sofía enseñó a todos en su colegio la importancia de la amistad y el respeto hacia los demás.

Aprendieron que cada persona tiene algo especial para ofrecer al mundo y que juntos pueden lograr cosas increíbles. Y colorín colorado, esta historia llena de amistad ha terminado.

FIN.

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