Sofia y el Poder de las Palabras
Había una vez una niña llamada Sofía, que tenía 10 años y un gran sueño: escribir historias. Su color favorito era el celeste, y pasaba horas encerrada en su habitación, creando mundos fantásticos llenos de personajes increíbles. Pero había algo que la preocupaba en la escuela: su enemiga Julieta, que siempre la molestaba.
Cuando Sofía llegaba a clase, Julieta la miraba con desprecio y no perdía la oportunidad para hacerle bullying.
"¿Qué escribiste hoy, Sofía? ¿Cuentos de hadas?" - se burlaba Julieta.
Sofía, a pesar de sentirse herida por las palabras de Julieta, decidió no dejarse vencer. La escritura era su refugio. Un día, en el recreo, Sofía decidió hacer algo diferente. Sabía que si la ignoraba, Julieta podría aburrirse de molestarlo.
Cuando Julieta se acercó otra vez y le dijo:
"¿Sofía, seguís escribiendo tonterías? Esos cuentos son para bebés" - Sofía, con una sonrisa tranquila, respondió:
"Quizás, pero me hacen feliz. Aunque no a todos les gusten, yo creo en mis historias."
Julieta se quedó sorprendida. No esperaba que Sofía respondiera con tanta seguridad. Pero no se dio por vencida. Un par de días después, Julieta decidió hacer una pequeña trucopara seguir molestándola. Organizó un concurso literario en el aula, esperando que Sofía no se animara a participar.
"No te preocupes, Sofía. No tenés posibilidades de ganar. Me imagino que vas a presentar otra historia aburrida de princesas y dragones" - le dijo con una sonrisa burlona.
"Pero eso no importa. Lo importante es que me gusta escribir. Y aunque no gane, estoy dispuesta a intentarlo" - contestó Sofía, con firmeza.
El día del concurso llegó y todos los alumnos debían presentar sus escritos frente a la clase. Sofía decidió escribir una historia sobre la amistad entre un dragón y una niña, donde ambos superaban desafíos juntos. Mientras leía su cuento, notó que incluso Julieta la escuchaba en silencio. Tal vez, en el fondo, le interesaba.
Cuando terminó, la maestra aplaudió y todos los compañeros quedaron impresionados.
"Me encantó, Sofía. Tienes un gran talento."
Julieta, que había subestimado a Sofía, se sintió incómoda. En ese momento, se dio cuenta de que había estado equivocada al burlarse de su compañera. Al final del concurso, la maestra entregó los premios y, para su sorpresa, Sofía ganó el primer lugar.
Mientras todos aplaudían, Julieta se acercó a Sofía y le dijo:
"Felicitaciones, Sofía. La verdad, tu historia estuvo muy buena. Quizás deberías enseñarme a escribir, yo podría aprender de vos."
Sofía, con una gran sonrisa le respondió:
"Claro, Julieta. Todos podemos aprender unos de otros. La escritura es un camino hermoso, y me encantaría compartirlo contigo."
A partir de ese día, las dos niñas comenzaron a escribir juntas. Julieta dejó de molestar a Sofía y poco a poco se convirtieron en amigas. Ahora, en lugar de rivalidad, las palabras unían a ambas chicas en un mundo de creatividad.
Sofía aprendió que, incluso en los momentos difíciles, podía seguir adelante y seguir escribiendo. Y Julieta descubrió el poder de las palabras e historias que podían unir a las personas en lugar de separarlas. Juntas, crearon cuentos que hacían reír a sus compañeros y que promovían la amistad y la diversión.
Así, Sofía y Julieta demostraron que, aunque hay obstáculos en el camino, siempre es posible encontrar el sendero de la amistad y la comprensión. Y lo más importante: nunca hay que dejar de creer en uno mismo y en lo que ama hacer.
FIN.