Sofía y el pollito perdido


Había una vez una pequeña y tierna niña llamada Sofía que vivía en la ciudad, pero un día su familia decidió mudarse a una granja en el campo.

Al principio, Sofía se sintió triste y sola porque extrañaba a sus amigos de la ciudad. Un día, mientras exploraba la granja, encontró un pollito perdido y asustado. Sofía lo tomó en sus brazos y lo llevó al gallinero para reunirlo con su madre.

Desde ese momento, Sofía se convirtió en la cuidadora de todos los animales de la granja. "¡Hola señora vaca! ¿Cómo estás hoy?", saludaba Sofía todas las mañanas a su amiga bovina.

"Muuuuy bien gracias a ti mi querida Sofi", respondió la vaca con una sonrisa. Sofia aprendió mucho sobre cada animal y cómo cuidarlos adecuadamente.

Un día, cuando estaba alimentando a las cabras, notó que había algo diferente en ellas: ¡estaban comiendo más comida de lo normal! Después de investigar un poco más, descubrió que alguien estaba robando comida del granero durante la noche. Así que decidió mantenerse despierta toda la noche para descubrir quién era el ladrón.

A medianoche, escuchó ruidos fuera del granero y corrió hacia allí para ver qué estaba pasando. Descubrió que era un zorro astuto que había estado robando comida para alimentar a sus cachorros hambrientos. En lugar de tener miedo o querer lastimar al zorro por robar comida, Sofía decidió ayudarlo.

Reunió algo de comida extra para que el zorro no tuviera que robar más y lo invitó a quedarse en la granja. El zorro aceptó amablemente y se convirtió en un nuevo amigo de Sofía.

La historia de cómo Sofía ayudó al zorro llegó a oídos de los vecinos. Todos estaban impresionados por la compasión y amabilidad de la pequeña niña hacia el animal salvaje. De repente, Sofía ya no se sentía sola.

Tenía muchos amigos en la granja y los vecinos venían con frecuencia para visitarla y ver cómo iban las cosas en la granja.

Con su amor por los animales, su valentía y su compasión, Sofía enseñó a todos una lección importante: nunca juzgues a alguien sin conocerlo primero. Cada uno tiene sus propias circunstancias y luchas que enfrentar, pero siempre podemos encontrar formas de ayudarnos mutuamente si ponemos nuestro corazón en ello.

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