Sofía y el sapito del tesoro


Había una vez en un reino muy lejano, una princesa llamada Sofía. Era muy diferente a las demás princesas, ella no disfrutaba de los lujos ni de la ropa elegante.

En cambio, lo que más le gustaba era ayudar a las personas y limpiar su castillo. Un día, mientras estaba barriendo el jardín del castillo encontró un pequeño sapito que parecía estar perdido.

Sofía lo tomó en sus manos y lo llevó al estanque del jardín para que pudiera reunirse con su familia. El sapito saltó hacia el agua y desapareció entre los nenúfares. De repente, Sofía escuchó un grito de auxilio proveniente del bosque cercano al castillo.

Sin pensarlo dos veces corrió hacia allí para ver qué sucedía. Al llegar se encontró con una anciana que había caído al río mientras intentaba cruzar por un puente antiguo.

"Princesa Sofía, gracias a Dios apareciste! Estoy atrapada en el río y no puedo salir!" - gritó la anciana angustiada. Sofía sin dudarlo se lanzó al río para salvarla. Con gran destreza logró sacarla del agua y llevarla hasta la orilla.

"Muchas gracias Princesa Sofía, eres muy valiente" - dijo la anciana mientras secaba sus lágrimas. Desde ese momento, todos los habitantes del reino comenzaron a admirar a la princesa por su gran corazón y valentía.

Pero algo extraño comenzó a sucederle a Sofia luego de aquel día: cada vez que necesitaba ayuda o se encontraba en peligro, aparecía un pequeño sapito que la guiaba hacia donde debía ir.

Un día, mientras caminaba por el bosque en busca de hierbas medicinales para ayudar a los enfermos del reino, el sapito apareció nuevamente. Pero esta vez no solo la guió hacia las plantas que necesitaba, sino que le mostró una cueva secreta en la montaña.

"Princesa Sofía, dentro de esa cueva encontrarás algo muy importante para ti" - dijo el sapito antes de desaparecer entre las hojas. Sofía entró a la cueva y encontró una caja antigua. Dentro había un mapa que llevaba a un tesoro escondido.

Con este tesoro podría ayudar aún más a su pueblo y hacerlo prosperar. Sin dudarlo ni un segundo Sofía comenzó su búsqueda del tesoro con ayuda de sus amigos más cercanos.

Luego de muchas aventuras y obstáculos lograron encontrarlo y lo utilizaron sabiamente para mejorar la vida de todos los habitantes del reino. Desde ese día, Sofía siguió siendo valiente y ayudando a todos aquellos que lo necesitaban gracias al apoyo del pequeño sapito que siempre estaba allí para guiarla en su camino.

Y así vivió feliz junto a su pueblo por muchos años más.

Dirección del Cuentito copiada!