Sofía y el Secreto de la Arena
Había una vez en la hermosa costa de Mar del Plata, una niña llamada Sofía que siempre disfrutaba de pasear por la playa junto a su fiel compañero, un perro llamado Toby.
Sofía era curiosa y aventurera, le encantaba explorar cada rincón en busca de tesoros escondidos. Un día soleado, mientras caminaban por la orilla del mar, Toby comenzó a excavar frenéticamente en la arena con su hocico.
Sofía se acercó para ver qué había encontrado y descubrió algo brillante entre sus patas. Era un cofre dorado cubierto de almejas marinas y algas marinas. - ¡Toby, mira lo que encontramos! -exclamó Sofía emocionada.
El cofre estaba cerrado con un candado oxidado, pero afortunadamente Sofía tenía consigo una llave antigua que había encontrado en casa. Con cuidado, abrió el candado y levantó la tapa del cofre. Para su sorpresa, dentro brillaban monedas de oro y joyas centelleantes.
- ¡Es un tesoro de verdad! -gritó Sofía sin poder creerlo. Toby ladraba felizmente y movía su cola como si también estuviera emocionado por el hallazgo.
Sofía pensó en todo lo que podría hacer con ese tesoro: ayudar a los más necesitados, comprar juguetes para los niños del hospital o incluso salvar a los animales en peligro. Decidió llevarse solo unas pocas monedas de oro y algunas joyas pequeñas del cofre, dejando el resto allí para que otros también pudieran disfrutarlo algún día.
Guardó sus tesoros en una bolsita y regresó a casa con Toby saltando alegremente a su lado. Al llegar a casa, Sofía le contó a sus padres sobre el increíble hallazgo que habían hecho en la playa.
Ellos se sorprendieron al principio, pero luego se alegraron al ver la generosidad de su hija al querer compartir parte del tesoro con quienes más lo necesitaban.
Desde ese día, Sofía se convirtió en la "guardiana de los tesoros perdidos", siempre atenta a cualquier oportunidad para ayudar a los demás con lo que tuviera. Y Toby siguió siendo su fiel compañero en cada aventura que vivieron juntos en la playa.
Y así, entre risas y ladridos felices, esta valiente niña rubia demostró que el verdadero tesoro no está tanto en las riquezas materiales como en el corazón generoso capaz de compartir y hacer felices a quienes nos rodean.
FIN.