Sofía y el secreto de las verduras


Había una vez una nena llamada Sofía a quien le encantaba jugar, correr y saltar, pero odiaba comer verduras.

Todos los días, en la hora de la comida, su mamá le preparaba un plato lleno de alimentos nutritivos y deliciosos, pero Sofía siempre ponía caras raras y decía que no tenía hambre. Un día, Sofía decidió que ya no quería probar ni una sola zanahoria más. Le parecían aburridas y sin sabor.

Así que cuando su mamá le servía el plato de verduras, ella se cruzaba de brazos y decía: "¡No quiero comer esto! ¡Es horrible!".

Su mamá intentaba convencerla diciéndole lo importante que era comer sano para crecer fuerte y saludable, pero Sofía no quería escuchar razones. Entonces, tuvo una idea un poco traviesa: empezó a decirle a su mamá que en la escuela le obligaban a comer las verduras y por eso no quería hacerlo en casa.

"Mamá, en la escuela me obligan a comer todas las verduras. ¡Es injusto! Por eso aquí no quiero ni probarlas", decía Sofía con carita de inocente. La mamá de Sofía se preocupó mucho al escuchar esto.

No quería que su hija pasara por algo así en la escuela. Así que decidió hablar con la maestra para averiguar si era verdad lo que decía Sofía.

Cuando la maestra le confirmó que en la escuela nunca obligaban a los niños a comer nada que no quisieran, la mamá de Sofía entendió todo. Su hija había estado mintiendo para evitar las verduras.

Esa noche, durante la cena, la mamá miró fijamente a los ojos de Sofía y le dijo:"Sofía, sé que has estado mintiendo sobre lo de la escuela. Es importante ser sinceros y decir la verdad. Si no te gustan las verduras podemos buscar juntas otras formas creativas de incorporar alimentos sanos en tu dieta".

Sofia se sintió un poco avergonzada por haber mentido, pero también aliviada por poder contar con el apoyo amoroso de su mamá. A partir de ese día, madre e hija cocinaron juntas recetas divertidas con verduras escondidas entre otros ingredientes sabrosos.

Sofi descubrió nuevos sabores y poco a poco dejó atrás sus miedos alimenticios. Y así fue como aprendió que nunca está bien mentir para salirse con la suya; siempre es mejor ser honesto y buscar soluciones juntos para superar los obstáculos.

Desde entonces, cada vez que veía una zanahoria en su plato recordaba aquella travesura y sonreían juntas mientras disfrutaban de una comida sana y deliciosa.

Dirección del Cuentito copiada!