Sofía y el unicornio ganador


Había una vez en un reino muy lejano, una niña llamada Sofía. Era una niña muy especial ya que tenía la habilidad de comunicarse con los animales y ellos siempre estaban dispuestos a ayudarla en lo que necesitara.

Un día, mientras paseaba por el bosque, se encontró con un unicornio morocho que estaba atrapado en unas ramas. Sin dudarlo, Sofía se acercó al unicornio y lo ayudó a liberarse.

El unicornio estaba muy agradecido y le prometió que siempre estaría allí para ella cuando lo necesitara. Unos días después, el rey del reino convocó a todos los ciudadanos para anunciar que habría una competencia de caballos y el premio sería un gran tesoro.

Sofía decidió participar con su fiel amigo el unicornio morocho como su compañero de carrera.

Durante la competencia hubo muchos giros inesperados: uno de los caballos se lastimó y no pudo continuar, otro jinete intentó hacer trampa pero fue descubierto por los jueces, y finalmente llegaron a la última carrera donde Sofía y el unicornio morocho eran favoritos.

En medio de la carrera, un rayo cayó cerca del camino asustando al caballo de uno de los jinetes, quien perdió el control del animal e hizo caer a otros dos corredores. Pero Sofía y su unicornio mantuvieron la calma gracias al vínculo especial entre ellos. Lograron saltar sobre las ramas caídas sin detenerse ni perder velocidad hasta llegar primero a la meta.

El rey felicitó a Sofía y le entregó el gran tesoro, pero lo más importante para ella fue la amistad que había forjado con el unicornio morocho.

Juntos, habían demostrado que no importa cuán difícil sea una carrera o un obstáculo en la vida, siempre se pueden superar si se tiene confianza y amor por los amigos verdaderos.

Desde ese día, Sofía y el unicornio morocho eran inseparables y ayudaban a todos los animales del reino que necesitaban su ayuda. Y así vivieron felices para siempre en un mundo lleno de aventuras y magia.

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