Sofía y el viaje del tiempo
Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Sofía. Sofía era una niña curiosa y aventurera a la que le encantaba explorar cada rincón de su casa y del vecindario.
Un día, después de un desacuerdo con sus padres, decidió escaparse de casa en busca de emocionantes aventuras. Sofía caminó por el bosque cercano a su casa, maravillada por la naturaleza que la rodeaba.
De repente, tropezó con una piedra y cayó al suelo. Cuando se levantó, se dio cuenta de que ya no estaba en el mismo lugar. Había viajado en el tiempo y se encontraba en un pueblo muy antiguo.
Confundida y asustada, Sofía comenzó a explorar el extraño lugar en el que se encontraba. Todo era diferente: las casas tenían techos de paja, los caballos tiraban de carruajes y la gente vestía ropas antiguas.
Sin saber qué hacer, decidió acercarse a un grupo de niños que jugaban en la plaza. "Hola, ¿puedo jugar con ustedes?" -preguntó tímidamente Sofía. Los niños la miraron sorprendidos al verla vestida con ropa tan diferente a la suya, pero aceptaron encantados.
Jugaron juntos durante horas hasta que empezó a atardecer. "Debo regresar a mi casa antes de que mis padres se preocupen", dijo Sofía nerviosa. Pero cuando intentó explicarles a los niños cómo había llegado allí, descubrió que no le creían.
Pensaban que era solo una niña traviesa inventando historias para llamar la atención. Desanimada y sola, Sofía decidió buscar ayuda para volver a su propio tiempo. Recordaba haber caído al tropezar con una piedra, así que regresó al lugar exacto donde todo comenzó.
Cerró los ojos y deseó con todas sus fuerzas regresar a casa. De repente, sintió como si flotara en el aire y cuando abrió los ojos nuevamente estaba frente a su casa.
Corrió hacia adentro y abrazó fuertemente a sus padres entre lágrimas. "¡Estás bien! ¡Te estábamos buscando por todas partes!" -exclamaron sus padres aliviados. Sofía les contó lo ocurrido pero sabía que nadie le creería realmente lo vivido en ese extraño pueblo del pasado.
Aunque nadie más supiera sobre su increíble aventura perdida en el tiempo, ella guardaba ese recuerdo como un tesoro especial en su corazón.
Desde ese día, Sofía aprendió la importancia de valorar lo que tenía en el presente y comprendió que aunque las aventuras pueden ser emocionantes, siempre es mejor estar cerca de quienes nos quieren y cuidan.
FIN.