Sofía y el viaje estelar


Había una vez una niña llamada Sofía, a quien le encantaba mirar las estrellas y soñar con viajar al espacio. Siempre se preguntaba cómo sería conocer otros planetas y descubrir nuevos mundos.

Un día, mientras observaba el cielo nocturno desde su ventana, vio algo extraordinario: ¡un pollo volando por el espacio! Sofía no podía creer lo que veían sus ojos. Se puso su pijama espacial y salió corriendo al jardín para investigar más de cerca.

Para su sorpresa, el pollo estaba flotando en el aire con un casco espacial puesto. -¡Hola! ¿Quién eres? -preguntó Sofía emocionada. El pollo respondió con voz temblorosa:-Soy Pollo, el astronauta galáctico.

Estoy perdido en el espacio y necesito regresar a casa. Sofía sintió pena por Pollo y decidió ayudarlo. -No te preocupes, Pollo. Soy Sofía y sé mucho sobre los planetas del sistema solar. Te ayudaré a encontrar tu camino de vuelta a casa.

Juntos emprendieron un viaje fascinante por los distintos planetas.

Primero visitaron Mercurio, donde hacía tanto calor que casi se derritieron; luego fueron a Venus, donde había nubes ácidas que les hicieron estornudar sin parar; después llegaron a Marte, donde encontraron rocas marcianas muy curiosas.

Mientras exploraban cada planeta, Sofía le enseñaba a Pollo datos interesantes sobre ellos: la temperatura de Mercurio es tan alta porque está muy cerca del sol, Venus es el planeta más caliente debido a su atmósfera densa y Marte tiene una superficie rojiza debido al óxido de hierro. Finalmente, llegaron a Júpiter, el planeta gigante. Allí encontraron una colonia de astronautas extraterrestres que los ayudaron a encontrar la ruta correcta para regresar a casa.

Fue un encuentro emocionante y lleno de aprendizaje. Con la ayuda de sus nuevos amigos alienígenas, Sofía y Pollo lograron construir una nave espacial improvisada y emprendieron el viaje de regreso a casa.

Durante el trayecto, Sofía le contó historias sobre la Tierra y cómo era vivir allí. Después de muchas aventuras en el espacio exterior, finalmente llegaron a casa sano y salvo. Sofía se despidió de Pollo con tristeza pero también con alegría por haber tenido una experiencia tan increíble.

Desde ese día, Sofía nunca dejó de soñar con viajar al espacio. Aunque extrañaba mucho a su amigo Pollo, sabía que siempre tendrían un lugar especial en sus corazones.

Y así termina esta historia llena de aventuras galácticas y amistades interplanetarias. Recuerda que no importa cuán grandes sean tus sueños, siempre puedes encontrar formas creativas para hacerlos realidad. ¡Nunca tengas miedo de explorar nuevas fronteras!

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