Sofía y el viaje mágico de la casita cohete



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Frutilla, una niña muy especial llamada Sofía.

A Sofía le encantaban los gatos y las fresas, y su lugar favorito en todo el mundo era la piscina del pueblo, donde pasaba horas nadando y jugando con sus amigos. Un día, mientras paseaba por el bosque cerca de su casa, Sofía encontró una caja abandonada con un gatito dentro.

El gatito era tan pequeño y tierno que Sofía decidió llevárselo a casa para cuidarlo. Desde ese día, el gatito se convirtió en su mejor amigo y lo llamó Fresa.

Sofía amaba tanto a Fresa que decidió construirle una casita justo al lado de la piscina para que pudiera disfrutar del aire libre y del sol. La casita estaba pintada de rosa con detalles blancos, como las rayas de una fresa. Un día de verano, cuando Sofía y Fresa estaban jugando en la piscina, algo increíble sucedió.

De repente, la casita de Fresa comenzó a moverse y a elevarse por los aires.

¡La casita se había convertido en un cohete! Sofía no podía creer lo que veían sus ojos mientras la casita cohete volaba por encima del pueblo. -¡Fresa, estamos volando! -exclamó emocionada Sofía mientras sujetaba fuerte a su amigo animal.

La casita cohete las llevó a través de nubes esponjosas y arcoíris brillantes hasta llegar a un lugar mágico en el cielo donde todas las frutas eran gigantes y coloridas como globos aerostáticos. Sofía y Fresa fueron recibidos por otros gatos voladores que vivían en aquella tierra mágica.

Descubrieron que los gatos voladores cuidaban de las frutas gigantes para asegurarse de que estuvieran sanas y felices. -¡Qué maravilloso es este lugar! -dijo Sofía maravillada. Los gatos voladores les explicaron que habían visto lo amorosa y bondadosa que era Sofía con Fresa, por eso decidieron llevarlos allí para mostrarles su gratitud.

Después de pasar un tiempo explorando aquel lugar mágico, la casita cohete los llevó de regreso a Villa Frutilla justo antes del atardecer. Cuando bajaron del cohete-casita frente a su casa, toda la gente del pueblo los recibió con aplausos y sonrisas.

Desde ese día, la historia de cómo Casa Niña Gato Fresa Piscina viajaron juntos al cielo se convirtió en leyenda en Villa Frutilla.

Y aunque muchos no creían en esa historia tan fantástica, Sofía sabía en su corazón que había sido real gracias al amor entre ella, Fresa y todos sus amigos felinos voladores.

FIN.

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