Sofía y Héctor y el Arcoíris de Emociones



Una tarde soleada en la ciudad de Buenos Aires, Sofía y Héctor, dos amigos inseparables, decidieron salir a jugar al parque. Mientras paseaban, notaron que el cielo estaba despejado, pero un poco más allá, se formaba un arcoíris tras una ligera llovizna.

"¡Mirá Héctor, qué hermoso arcoíris!" - exclamó Sofía, señalando los colores brillantes en el cielo.

"Sí, es impresionante. Siempre me hacen sentir algo especial los colores. ¿Sabías que a cada color se le puede asignar una emoción?" - dijo Héctor con una sonrisa.

Intrigada, Sofía preguntó:

"¿De verdad? ¿Y qué emociones corresponde a cada color?"

"Te lo cuento. El rojo es para la pasión y el amor, el naranja es para la alegría y la creatividad, el amarillo representa la felicidad, el verde es la esperanza, el azul simboliza la tranquilidad, el índigo refleja la intuición y el violeta es para la espiritualidad" - explicó Héctor, mientras los dos se sentaban en un banco del parque.

"Me encanta. ¡Jugamos a identificar nuestras emociones con los colores del arcoíris!" - propuso Sofía con entusiasmo.

Así que comenzando desde el rojo, Sofía pensó un momento y dijo:

"Cuando vi a mi mamá hacerme un pastel de cumpleaños, sentí un montón de amor... así que el rojo me hace pensar en eso."

"¡Qué lindo! A mí el rojo me recuerda cuando ayudé a mi papá a hacer una torta para la fiesta de su trabajo. Todos estaban tan felices."

Continuaron con el naranja.

"El naranja me hace pensar en el día que fuimos al zoológico. ¡Estuvo tan divertido!" - dijo Sofía.

"A mí también. Me hizo sentir lleno de energía y creatividad. ¡Podríamos dibujar un zoológico después!" - añadió Héctor.

Luego pasaron al amarillo.

"El amarillo es el color del sol. Me recuerda cuando jugamos en el parque todo el día..." - dijo Sofía con una sonrisa amplia.

"¡Sí! Y la risa de los niños es como el sol mismo, llena el aire de felicidad" - respondió Héctor, imaginando aquellos momentos.

Cuando llegaron al verde, Sofía de pronto se veía un tanto pensativa.

"El verde... Me recuerda a mi mascota, Luli. A veces me siento triste cuando tengo que dejarla en casa..." - dijo en voz baja.

"Pero el verde también representa la esperanza. Tienes que pensar que siempre que vuelves, ella está ahí esperándote, y eso siempre me hace sentir mejor" - dijo Héctor tratando de consolar a su amiga.

Sofía sonrió, comprendiendo el mensaje de Héctor.

Cuando se encontraron en el azul, Sofía exclamó:

"¡Ese es el color de mis momentos de tranquilidad! Cuando estoy leyendo un libro me siento en paz..."

"Es verdad. El azul me recuerda a esos días en los que simplemente podemos estar sentados en el parque, en silencio, disfrutando de la naturaleza. ¡Son momentos hermosos!" - respondió Héctor.

Finalmente, cuando llegaron al índigo y al violeta, comenzó a volverse más profunda la conversación.

"El índigo representa mi intuición, como cuando siento que algo no está bien y sé que debo cuidar a mis amigos" - mencionó Sofía.

"Y el violeta... para mí es especial. Me hace pensar en los sueños y en las cosas mágicas, como cuando imaginamos ser superhéroes y ayudar a los demás" - dijo Héctor.

La tarde avanzaba y mientras conversaban, un grupo de niños comenzó a jugar cerca de ellos. Sofía miró hacia la zona donde todos estaban riendo y corriendo.

"¿Te imaginas si todos pudiéramos compartir nuestras emociones a través de los colores del arcoíris?" - reflexionó Sofía.

"Eso sería increíble. Podríamos hacer un mural enorme en la escuela, donde cada uno ponga su color y su emoción para que todos los vean. ¡Sería como un arcoíris de sentimientos!" - sugirió Héctor emocionado.

Ambos amigos decidieron que la próxima semana llevarían la idea a su maestra y comenzarían a trabajar en el proyecto. Pero antes de irse del parque, se prometieron a sí mismos no solo identificar sus emociones, sino también aprender a compartirlas con sus amigos y familiares.

Esa noche, mientras se preparaban para acostarse, Sofía pensó en lo que había aprendido ese día. Había un arcoíris en su corazón; un arcoíris lleno de colores, de emociones y de momentos especiales. Una mezcla de amor, alegría, paz y sueños que la acompañaría siempre.

Así fue como Sofía y Héctor, con la ayuda de un hermoso arcoíris, descubrieron que las emociones también tienen colores y que compartirlas puede traer luz a la vida de los demás.

FIN.

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