Sofía y la belleza del corazón



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Alegría, una niña llamada Sofía. Sofía era muy bonita y siempre lucía vestidos coloridos y peinados perfectos.

Sin embargo, tenía un problema: le encantaba burlarse de sus compañeras por su aspecto físico. Un día, llegó al colegio una nueva alumna llamada Valentina. Valentina era diferente a las demás niñas: tenía pecas en la cara, usaba lentes y su cabello era rizado y desordenado.

En cuanto Sofía la vio, no pudo contenerse y comenzó a reírse de ella junto con sus amigas. - ¡Miren a la nueva! ¡Tiene tantas pecas que parece una vaca manchada! - se burlaba Sofía sin parar.

Valentina bajó la mirada avergonzada y siguió su camino sin decir nada. A pesar de eso, las risas de Sofía resonaban en su cabeza durante todo el día. Esa noche, mientras se miraba al espejo antes de dormir, Sofía sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

Por primera vez se detuvo a observar detenidamente su reflejo: sus ojos azules brillantes, su cabello rubio perfectamente peinado, su piel sin ninguna imperfección...

Y entonces recordó a Valentina y cómo se había sentido cuando todas se habían reído de ella. La imagen de Valentina triste no abandonaba los pensamientos de Sofía. No podía conciliar el sueño sabiendo que había lastimado los sentimientos de alguien con sus palabras hirientes. Decidió que debía hacer algo para arreglarlo.

Al día siguiente, en el colegio, Sofía buscó a Valentina entre las otras niñas hasta encontrarla sola en el patio. - Valentina... - comenzó tímidamente - Quiero pedirte disculpas por haberme burlado de ti ayer.

Fue cruel e injusto de mi parte y me arrepiento mucho. Valentina levantó la vista sorprendida al escuchar estas palabras sinceras salir de boca de Sofía. - ¿De verdad lo sientes? - preguntó Valentina con cautela. - Sí, lo siento muchísimo.

Me di cuenta de que está mal juzgar a alguien por su apariencia exterior sin conocer realmente quién es en realidad. ¿Podrías perdonarme? Valentina sonrió cálidamente y aceptó las disculpas de Sofía.

A partir de ese momento, las dos niñas comenzaron a pasar tiempo juntas y descubrieron que tenían muchas cosas en común más allá del aspecto físico.

Con el paso del tiempo, Sofía aprendió una valiosa lección sobre la importancia del respeto hacia los demás y la belleza interior que todos llevamos dentro. Ya no volvió a burlarse nunca más del aspecto físico de nadie, convirtiéndose en una amiga comprensiva y empática para todos en Villa Alegría.

FIN.

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