Sofía y la bruja del bosque


Había una vez en el tranquilo pueblo de Nuevas Flores, una niña llamada Sofía. Sofía era una niña alegre y curiosa que siempre estaba dispuesta a vivir nuevas aventuras.

Sin embargo, esa mañana se despertó asustada y sudando frío porque había tenido un sueño muy espantoso. En su sueño, Sofía vio a una malvada bruja con una nariz ganchuda y ojos brillantes que la perseguía por todo el bosque.

La bruja tenía dientes afilados y largas uñas, y parecía estar ansiosa por devorarla. Sofía se levantó rápidamente de su cama, temblando de miedo.

"¡Mamá! ¡Papá! ¡Tuve un sueño horrible! Una bruja me quería comer", exclamó Sofía mientras corría hacia la cocina donde sus padres estaban preparando el desayuno. Sus padres se miraron preocupados ante la angustia de su hija. La mamá abrazó a Sofía, tratando de calmarla. "Tranquila mi amor, solo fue un sueño. Las brujas no existen en la vida real".

Sofía intentaba convencerse a sí misma de que era solo un sueño, pero aún sentía miedo cada vez que cerraba los ojos para recordar aquella imagen espeluznante.

Decidida a superar su miedo, Sofía decidió investigar más sobre las brujas en la biblioteca del pueblo. Allí encontró libros llenos de historias sobre brujas buenas y malvadas. Leyendo atentamente descubrió que muchas veces las brujas eran solo personajes de fantasía y que en realidad no debían asustar tanto.

Un día, mientras caminaba por el bosque cerca de su casa, Sofía se encontró con una anciana muy peculiar. Tenía arrugas por todas partes y un sombrero puntiagudo en la cabeza.

A pesar de su apariencia extraña, la anciana tenía una sonrisa amable. "Hola pequeña, ¿qué te trae al bosque hoy?", preguntó la anciana con curiosidad. Sofía le contó sobre su sueño espantoso y cómo aún sentía miedo cada vez que pensaba en las brujas. "No te preocupes, querida.

Yo soy una bruja pero no soy malvada", dijo la anciana riendo. Sorprendida por sus palabras, Sofía decidió darle una oportunidad a esta bruja amigable.

Pasaron horas juntas hablando sobre los poderes mágicos y los hechizos divertidos que podían hacerse sin lastimar a nadie. La bruja enseñó a Sofía que no todas las brujas eran malas y que muchas veces lo único que necesitaban era alguien con quien compartir su magia de forma positiva.

Juntas hicieron pociones coloridas y conjuros para ayudar a las personas del pueblo. Con el tiempo, Sofía se dio cuenta de que superar su miedo fue posible gracias a la ayuda de esa bruja especial. Aprendió que los sueños pueden ser solo eso: sueños.

Y aunque algunos puedan ser espantosos, no tienen por qué afectarnos en nuestra vida real. Desde aquel día, Sofía dejó atrás sus temores y se convirtió en una niña valiente y aventurera.

Siempre recordará a la bruja de Nuevas Flores como alguien que le enseñó el poder de enfrentar sus miedos y descubrir que las apariencias pueden ser engañosas.

Y así, Sofía siguió viviendo nuevas aventuras en su pueblo, sin dejar que los sueños espantosos le impidieran disfrutar de la magia que el mundo tenía para ofrecerle.

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