Sofía y la carretera encantada



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Pueblito Feliz, una carretera sombría y oscura que todos evitaban pasar. Se decía que estaba encantada y que quien se atreviera a caminar por ella nunca volvería.

Pero un día, llegó al pueblo una niña valiente llamada Sofía. Sofía era curiosa y aventurera, y cuando escuchó las historias sobre la carretera sombría y oscura, decidió investigar por sí misma.

Así que una tarde, mientras todos en el pueblo dormían la siesta, se puso su linterna, agarró su mochila con provisiones y se dirigió hacia la carretera misteriosa.

Al principio todo parecía normal, pero a medida que avanzaba, los árboles parecían susurrar su nombre y las sombras bailaban a su alrededor. A pesar del miedo que sentía, Sofía siguió adelante con determinación. De repente, escuchó un ruido detrás de ella y vio a un gatito negro mirándola con ojos brillantes. "¿Qué haces aquí solita?", preguntó el gatito.

Sofía se sorprendió al escuchar al gato hablar, pero pronto entendió que no era un gato común. El gatito le explicó que la carretera estaba encantada por una bruja malvada que había perdido su varita mágica hacía muchos años.

Sin ella, la bruja no podía deshacer el hechizo oscuro que había caído sobre el camino. "¿Cómo puedo ayudar?", preguntó Sofía con valentía.

El gatito le dijo que debían encontrar la varita mágica de la bruja antes de medianoche para romper el hechizo. Juntos emprendieron la búsqueda, sorteando obstáculos como árboles retorcidos y luces parpadeantes. Finalmente encontraron la varita escondida bajo una piedra cerca de un viejo roble.

Con la varita en mano, Sofía sintió un poderoso impulso dentro de ella. Apuntando hacia el cielo estrellado recitó las palabras mágicas: "Luz y bondad regresen a este lugar oscuro".

De repente, la carretera comenzó a iluminarse con destellos dorados y las sombras desaparecieron revelando hermosas flores silvestres en cada lado del camino. La bruja apareció frente a ellos con lágrimas en los ojos agradeciendo a Sofía por liberarla del hechizo oscuro en el cual había caído por tanto tiempo.

En recompensa le concedió tres deseos a Sofía como muestra de gratitud. "Mi primer deseo es traer alegrías eternas al Pueblito Feliz", dijo Sofía emocionada.

Y así fue como gracias al valor y determinación de Sofía junto con su nuevo amigo felino lograron transformar una vez temida carretera sombrío en un camino lleno de luz y esperanza para todos los habitantes del Pueblito Feliz.

FIN.

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