Sofía y la Estrella Protectora


Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en un pequeño pueblo costero de Argentina. Desde muy pequeña, Sofía siempre había sentido una gran fascinación por el universo.

A sus 8 años, tuvo la oportunidad de visitar el planetario por primera vez y quedó maravillada con todo lo que aprendió sobre las estrellas, los planetas y la inmensidad del espacio. Desde aquel día, Sofía se convirtió en una auténtica aficionada a la astronomía.

Todas las noches salía al patio de su casa para observar la luna y las estrellas con su telescopio. Le encantaba descubrir nuevas constelaciones y aprender sobre ellas.

Un día, mientras exploraba el cielo nocturno, notó algo extraño: había una estrella fugaz que parecía haber caído cerca de su pueblo. Sin pensarlo dos veces, Sofía decidió emprender un viaje para encontrarla.

Con su mochila llena de provisiones y su telescopio en mano, se dirigió hacia el lugar donde creyó haber visto caer la estrella fugaz. Caminó durante horas sin perder la esperanza de encontrarla. Finalmente, llegó a un hermoso pueblo rodeado por playas cristalinas y montañas majestuosas. Era un lugar mágico lleno de colores vibrantes y sonidos melodiosos.

Allí encontró a un grupo de niños jugando en la playa.

- Hola - saludó Sofía tímidamente - ¿Han visto alguna estrella fugaz caer por aquí? Los niños se miraron entre ellos sorprendidos y uno de ellos respondió:- ¡Sí! ¡Acabamos de ver una estrella caer en el bosque! ¿Quieres venir con nosotros a buscarla? Sofía emocionada, aceptó la invitación y juntos se adentraron en el frondoso bosque.

Mientras caminaban, Sofía les contaba sobre su pasión por la astronomía y cómo había llegado hasta allí siguiendo a la estrella fugaz. Pronto, encontraron un pequeño claro donde estaba la estrella que tanto buscaban.

Pero para sorpresa de todos, no era una estrella común y corriente, sino un ser mágico llamado Estelita. Estelita era una estrella fugaz que había decidido visitar la Tierra para conocer más sobre los seres humanos. Sofía se sintió muy afortunada de haberla encontrado y decidió ayudarla en su misión.

Durante los días siguientes, Sofía mostró a Estelita todas las maravillas del pueblo costero: las playas doradas, las olas del mar bailando al ritmo del viento y los coloridos atardeceres que pintaban el cielo de naranja y rosa.

Pero también le enseñó sobre la importancia de cuidar nuestro planeta. Juntos recogieron basura de la playa y plantaron árboles en el bosque para protegerlo. Sofía explicó cómo cada pequeña acción puede hacer una gran diferencia para preservar nuestro hogar.

Al finalizar su visita, Estelita le dio a Sofía un regalo muy especial: un colgante con forma de estrella que brillaba intensamente cuando miraba al cielo nocturno. Era como tener un pedacito del universo siempre cerca de ella.

Sofía regresó a su pueblo con el corazón lleno de alegría y sabiduría. Continuó observando la luna todas las noches, pero ahora también llevaba consigo el recuerdo de su aventura con Estelita. Desde aquel día, Sofía siguió viajando, conociendo pueblos y viviendo en la playa.

Pero siempre recordaba que, así como el universo era infinito y misterioso, también lo eran las posibilidades que le esperaban en cada nuevo lugar que visitaba.

Y así, Sofía se convirtió en una joven exploradora del mundo y del universo, inspirando a otros niños a seguir sus pasiones y cuidar nuestro planeta para que todos podamos disfrutar de las maravillas que nos rodean.

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