Sofía y la flor gigante



Había una vez una niña llamada Sofía que vivía en una casa pequeña con su familia. Pero un día, sintió que necesitaba escapar de allí.

No sabía por qué, pero sentía que había algo más allá de las paredes de su hogar. Una tarde, cuando todos estaban ocupados en sus tareas cotidianas, Sofía decidió escabullirse y salir a explorar el mundo. Caminó por la ciudad hasta llegar al campo abierto donde se encontró con un sendero desconocido.

Sofía caminó durante horas sin saber hacia dónde iba. La noche cayó y empezó a tener miedo porque no conocía el camino de vuelta a casa. De repente, vio lo que parecían ser luces brillantes a lo lejos.

Corrió hacia ellas y descubrió que eran luciérnagas rodeando una flor gigante. -¡Wow! -exclamó Sofía-. ¡Es la flor más grande del mundo! Mientras admiraba la belleza de la flor, notó que había alguien mirándola desde detrás de los pétalos.

-Hola -dijo Sofía tímidamente-. ¿Quién eres? La persona salió detrás de los pétalos para presentarse: era un anciano llamado Don Carlos.

Don Carlos le explicó a Sofía todo sobre la flor gigante: cómo cuidarla y mantenerla sana, cómo podían ayudarla juntos para asegurar su supervivencia en el futuro. Sofia se emociono mucho al ver como trabajaban juntos para proteger esta maravilla natural, mientras aprendia mucho sobre el cuidado del medio ambiente.

Cuando regresaron a la ciudad, Sofía se sentía diferente. Había aprendido mucho sobre sí misma y el mundo que la rodeaba. Se dio cuenta de que no tenía que escapar de su hogar para encontrar aventuras emocionantes.

Desde ese día, Sofía visitaba regularmente a Don Carlos y juntos cuidaban la flor gigante.

Y aunque ella ya no necesitaba escaparse para sentirse libre, siempre recordaría esa noche mágica en la que encontró la flor más grande del mundo y un amigo sabio con quien compartir sus sueños.

FIN.

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