Sofía y la lección de amistad
Había una vez una niña llamada Sofía, alegre y traviesa, que le encantaba salir a jugar con sus amigos por el barrio. Un día soleado, decidieron ir al parque a pasar la tarde juntos.
Corrían, reían y se divertían como siempre lo hacían. - ¡Vamos a jugar al escondite! -propuso Lucas, uno de los amigos de Sofía. - ¡Sííí! ¡Yo cuento primero! -gritó Sofía emocionada. Mientras contaba hasta diez con los ojos cerrados, sus amigos corrieron a esconderse.
Cuando terminó de contar, comenzó a buscarlos por todos lados. Pero en medio del juego, Sofía se alejó un poco más de lo esperado y se dio cuenta de que estaba sola.
- ¿Chicos? ¿Dónde están? -llamaba Sofía mientras miraba a su alrededor sin encontrar rastro de sus amigos. De repente, sintió un tirón en su bolsillo y vio cómo alguien corría velozmente llevándose su celular.
Sofía quedó paralizada por un instante, sin poder creer lo que acababa de suceder. Se sentía triste y asustada por haber perdido no solo su celular, sino también a sus amigos.
Sin embargo, en ese momento recordó las palabras de su mamá: "En los momentos difíciles es cuando más debes mantener la calma y buscar ayuda". Así que respirando profundo trató de tranquilizarse y decidió pedir ayuda en una tienda cercana. - Disculpe señorita, me robaron el celular. ¿Puede ayudarme? -dijo con voz temblorosa pero decidida.
La amable señorita llamó a la policía y juntas esperaron hasta que llegaron. Sofía les contó lo sucedido y describió al ladrón lo mejor que pudo.
A pesar de estar preocupada por su celular, sabía que era importante seguir las instrucciones para resolver la situación. Los agentes iniciaron la búsqueda del ladrón mientras consolaban a Sofía e incluso le dieron algunos consejos para evitar situaciones así en el futuro.
Mientras tanto, sus amigos preocupados habían salido en busca de ella y se encontraron en la tienda donde estaba con la policía. - ¡Sofíaaa! ¡Estábamos súper preocupados por ti! -exclamaron todos abrazándola fuerte. Sofía les contó lo ocurrido entre sollozos pero sintiéndose reconfortada por tener nuevamente cerca a sus amigos.
Pasaron juntos el resto del día jugando en el parque hasta que atardeció y cada uno volvió felizmente a casa.
Aunque perdió su celular aquella tarde, Sofía aprendió una valiosa lección sobre la importancia de estar alerta en todo momento y nunca alejarse demasiado sin compañía. También comprendió que siempre hay personas dispuestas a ayudar cuando más lo necesitas y que la verdadera riqueza está en las relaciones cercanas y no en las posesiones materiales.
Desde entonces, cada vez que recordaba aquel episodio mirando su nuevo celular pensaba: "Lo material se puede recuperar, pero mis amigos valen mucho más". Y así siguió disfrutando de nuevas aventuras junto a ellos con el corazón lleno de gratitud y sabiduría.
FIN.