Sofía y la lección del voleibol



Había una vez una niña llamada Sofía que era muy apasionada por el voleibol. Desde pequeña, le encantaba jugar en la playa con sus amigos y soñaba con ser parte de un equipo profesional algún día.

Un día, durante un partido importante, Sofía se lanzó para intentar salvar la pelota pero tropezó con la arena y cayó de cara. Todos los que estaban mirando contuvieron el aliento y hubo un silencio tenso en la cancha.

Sofía se levantó rápidamente, con las mejillas sonrojadas por la vergüenza y el dolor del golpe. -¡Estás bien, Sofi? -preguntó su amiga Valentina preocupada. -Sí, sí, estoy bien -respondió Sofía tratando de sonreír a pesar del dolor.

El entrenador se acercó a ella y le preguntó si quería salir del partido para descansar un poco, pero Sofía se negó rotundamente. Estaba decidida a seguir jugando y demostrar que podía superar cualquier obstáculo.

A medida que avanzaba el partido, Sofía comenzó a sentirse más segura de sí misma. Sus compañeros de equipo la apoyaban en cada jugada y ella estaba decidida a dar lo mejor de sí misma.

A pesar de haberse caído antes, no permitió que eso afectara su desempeño en la cancha. En el último set, el marcador estaba muy parejo y todo dependía del próximo punto. El balón quedó en manos de Sofía y todos contuvieron la respiración.

Con determinación en sus ojos, saltó y golpeó la pelota con fuerza hacia el campo contrario.

Un grito de alegría estalló en el aire cuando el balón tocó tierra del otro lado de la red: ¡punto para su equipo! -¡Lo lograste! ¡Eres increíble! -exclamaron todos sus compañeros emocionados. Sofía se dio cuenta en ese momento que las caídas no eran señal de fracaso, sino oportunidades para levantarse más fuerte. Haberse caído antes solo había hecho que ese punto fuera aún más especial para ella.

Desde ese día, Sofía siguió practicando voleibol con pasión y determinación. Cada vez que recordaba aquella caída, lo hacía con una sonrisa sabiendo que había sido parte fundamental de su crecimiento como deportista.

Y así, entre partidos ganados y perdidos, caídas y victorias, Sofía aprendió una valiosa lección: nunca rendirse ante las adversidades y siempre levantarse con más fuerza después de cada tropiezo.

FIN.

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