Sofía y Lucas en la Aventura de la Playa



Era un día soleado y radiante en la playa. Sofía y Lucas estaban entusiasmados por las aventuras que les esperaban. Sofía, con su colorido sombrero, y Lucas, con su pequeña palita, corrían hacia la orilla donde las olas acariciaban la arena.

"¡Mirá, Sofía!" -exclamó Lucas mientras señalaba un montón de conchas en la arena. "Podemos hacer una colección de conchas y así contarles a todos nuestros amigos qué encontramos."

"¡Sí! Vamos a buscar las más lindas" -respondió Sofía mientras comenzaba a recoger las conchas. Juntos, llenaron su cubo con conchas de muchos colores y formas.

Después de un rato, decidieron que era hora de construir un castillo de arena. Lucas soñaba en grande y quería que su castillo tuviera torres y un foso.

"¡Vamos a hacer el castillo más impresionante que se haya visto!" -dijo Lucas emocionado.

Con esfuerzo y mucho trabajo en equipo, empezaron a construir. Mientras apilaban la arena, Sofía vio algo extraño en el agua. Era un tubo de plástico que flotaba.

"Lucas, mira eso... ¿qué será?" -preguntó Sofía.

"No sé, pero no parece estar bien. Vamos a acercarnos."

Cuando se acercaron, se dieron cuenta de que el tubo de plástico estaba lleno de papeles y envoltorios de comida.

"Esto es basura... ¡Qué feo!" -dijo Lucas decepcionado.

Sofía lo miró con determinación. "No podemos dejar que la playa esté así. ¡Hagamos algo!"

Sin pensarlo dos veces, decidieron recoger toda la basura que pudieran encontrar. Con cada trozo de papel y plástico que recogían, Sofía recordaba lo importante que es cuidar el medio ambiente.

"Sabes, Lucas, si cuidamos nuestra naturaleza, podremos venir a disfrutar de la playa siempre y ver cosas hermosas como delfines y tortugas." -dijo con una sonrisa.

Los dos llenaron su bolsa con la basura que encontraron, sintiendo que hacían algo grande y significativo. Juntos, se sentaron en la arena después de limpiar un buen tramo.

"Además, cuando crecen los árboles y se cuida el mar, también cuidamos los lugares donde viven los animales" -agregó Lucas mientras miraba a los pelícanos volar sobre el agua.

En ese momento, una gaviota se acercó y, curiosa, se posó cerca de ellos. Sofía y Lucas se miraron emocionados.

"¡Mirá, se acercó a nosotros!" -susurró Sofía.

"¡Debe sentírse a gusto aquí!" -dijo Lucas, sonriendo.

La tarde avanzaba y ambos decidieron que era hora de regresar al agua para nadar. Mientras se chapoteaban, empezaron a hablar sobre la importancia de cuidar el medio ambiente y cómo podrían hacer más para ayudar a la playa.

"Podríamos hacer carteles para recordar a la gente que no tiren basura en la playa" -sugirió Sofía.

"¡Eso sería genial! También podemos invitar a nuestros amigos a hacer una limpieza de la playa un día. ¡Sería un gran día de diversión!" -exclamó Lucas.

Al caer la tarde, Sofía y Lucas miraban su castillo, que ahora estaba lleno de conchas y había resistido las olas. Se sentaron juntos a contemplar la puesta de sol.

"Hoy fue un gran día, ¿no?" -preguntó Sofía.

"Sí, y además de divertirnos, hicimos algo bueno. ¡La próxima vez que vengamos, traeremos a más amigos!" -respondió Lucas con una gran sonrisa.

Así, Sofía y Lucas aprendieron que una aventura en la playa no solo es acerca de jugar y divertirse, sino también de cuidar y proteger el hermoso lugar que tanto aman. Y, juntos, se prometieron hacer cada día su parte para ayudar a su entorno, empezando por la playa que tanto disfrutaban.

Fin.

FIN.

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