Sofía y su amigo plumífero


Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, una niña llamada Sofía. Sofía era una niña alegre y curiosa que siempre estaba buscando aventuras nuevas para vivir.

Un día, mientras paseaba por el campo, Sofía encontró un pequeño pollito herido. La niña se preocupó mucho por el pollito y decidió llevarlo a casa para cuidarlo. Al llegar a su casa, Sofía le preguntó a su mamá cómo podían ayudar al pollito.

Su mamá le explicó que debían darle agua y comida, pero también necesitaba estar caliente y cómodo para recuperarse. Sofía se dedicó con mucho amor a cuidar del pequeño pollito.

Le dio agua y comida cada pocas horas, lo mantuvo abrigado en una caja con una manta suave y lo mimaba todo el tiempo. Después de unos días, el pollito comenzó a mejorar gracias al buen cuidado de Sofía.

Pero un día, cuando la niña llegó a casa después de la escuela, notó que algo extraño estaba pasando con el pollito: no quería comer ni beber agua. Sofía se preocupó mucho e intentó todo lo posible para hacer que el pollito volviera a comer.

Probó diferentes alimentos y métodos hasta que finalmente descubrió qué era lo que le gustaba al animal: unas semillas especiales que había encontrado en el campo. "- ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Encontré las semillas perfectas para nuestro amigo!", exclamó emocionada Sofía.

Desde ese momento en adelante, los dos amigos compartieron muchas aventuras juntos. El pollito creció fuerte y saludable, y Sofía aprendió la importancia de cuidar bien a los animales y no rendirse ante las dificultades.

Con el tiempo, Sofía se convirtió en una gran defensora de los animales. Comenzó a ayudar a otros animales necesitados en su comunidad y enseñó a sus amigos y familiares sobre la importancia de respetar y proteger a todos los seres vivos del mundo.

Y así, gracias al amor y dedicación de Sofía por un pequeño pollito herido, ella se convirtió en una verdadera heroína para su comunidad.

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