Sofía y su jardín de amistad



Había una vez una niña llamada Sofía que estaba a punto de comenzar el jardín de infantes. Estaba emocionada por conocer un lugar nuevo, hacer amigos y aprender muchas cosas interesantes.

Sin embargo, también sentía un poco de nerviosismo por no saber qué esperar. El primer día de clases, Sofía llegó al jardín de infantes con su mochila llena de útiles escolares y su corazón lleno de expectativas.

Al entrar al aula, vio a muchos niños y niñas jugando y riendo. Se acercó tímidamente a un grupo que estaba construyendo bloques y les preguntó si podía unirse. - ¡Hola! Soy Sofía, ¿puedo jugar con ustedes? -preguntó con una sonrisa tímida.

- ¡Claro que sí! Yo soy Martín y ella es Valentina. Estamos construyendo un castillo, ¿te gustaría ayudarnos? -respondió Martín amablemente. Sofía se sintió feliz de haber encontrado nuevos amigos tan rápido.

Juntos terminaron de construir el castillo más grande que el jardín de infantes había visto jamás. La maestra los felicitó por su trabajo en equipo y les dio stickers como premio. A lo largo de la semana, Sofía fue conociendo a más compañeros y compañeras de clase.

Descubrió que a Tomás le encantaba pintar, que Luciana era muy buena contando cuentos y que Juan era el más divertido haciendo chistes.

Un día, durante el recreo, Sofía notó a una niña llamada Camila sola en un rincón mirando triste hacia otro lado. Decidió acercarse para hablar con ella. - Hola Camila, ¿estás bien? ¿Quieres venir a jugar con nosotros? -le preguntó preocupada. Camila miró a Sofía sorprendida por su amabilidad y asintió con una sonrisa tímida.

Pronto se integró al grupo y empezaron a jugar todos juntos como si fueran amigos desde siempre. Con el paso de las semanas, Sofía se adaptó por completo al jardín de infantes.

Había aprendido muchas cosas nuevas, había hecho amigos increíbles y se sentía muy feliz cada vez que entraba al aula. Una tarde, la maestra propuso hacer una obra de teatro para presentar frente a los padres en la próxima reunión escolar.

Todos los niños estaban emocionados con la idea e inmediatamente empezaron a decidir quién haría cada personaje. Sofía fue elegida para ser la protagonista del cuento y se esforzó mucho ensayando sus líneas junto al resto del grupo.

Llegado el día de la presentación, los padres quedaron maravillados con la actuación de los pequeños actores. Al finalizar la obra, todos aplaudieron emocionados y orgullosos del talento demostrado por sus hijos e hijas. La maestra felicitó a cada uno por su dedicación y trabajo en equipo.

Sofía comprendió entonces que el jardín de infantes no solo era un lugar para aprender matemáticas o lengua, sino también para crecer como persona, hacer nuevos amigos y descubrir sus habilidades especiales.

Desde ese día en adelante supo que siempre podría contar con su valiente espíritu para enfrentarse cualquier desafío futuro. Y así vivieron felices... ¡hasta mañana!

FIN.

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