Sofía y su mundo de colores



r la emoción de jugar bajo la lluvia. Al entrar a la cocina, Sofia vio a su mamá con una bandeja llena de galletas recién horneadas.

El delicioso aroma llenaba el ambiente y hacía que su estómago rugiera de hambre. "Mira lo que preparé para ti, cariño", dijo su mamá mientras colocaba la bandeja sobre la mesa. "Son tus galletas favoritas". Sofia se acercó rápidamente a la mesa y tomó una galleta caliente entre sus manos.

El dulce sabor invadió su boca y le provocó una gran sonrisa en el rostro. "Mamá, ¡están riquísimas!" exclamó Sofia emocionada. "Me alegra que te gusten", respondió su mamá orgullosa. "Pero quiero hablarte de algo importante".

Sofia dejó de masticar por un momento y miró curiosa a su mamá. Sabía que cuando ella decía que quería hablarle de algo importante, era porque tenía algo especial planeado.

"Sofia, ¿alguna vez has pensado en compartir tus habilidades artísticas con los demás?" preguntó su mamá sonriendo. Sofia frunció el ceño ligeramente, sin entender muy bien a qué se refería su mamá con eso.

Ella amaba dibujar y pintar, pero siempre lo había hecho para sí misma, como una forma de expresarse y relajarse. "No sé muy bien qué quieres decir, mamá", respondió Sofia confundida. Su mamá se inclinó hacia adelante y le explicó: "Quiero decirte que podrías organizar una pequeña exposición de tus dibujos aquí en casa.

Invitaríamos a tus amigos y familiares para que vean lo talentosa que eres". Los ojos de Sofia se iluminaron al instante. Nunca había considerado compartir sus dibujos con otros, pero la idea le parecía emocionante.

"¡Eso suena genial, mamá!" exclamó Sofia entusiasmada. "Me encantaría mostrarles a todos mis creaciones". A partir de ese día, Sofia comenzó a trabajar arduamente en su colección de dibujos.

Pasaba horas en su habitación dejando volar su imaginación y plasmando sus ideas en el papel. Finalmente, llegó el día de la exposición. El patio trasero se llenó de risas y conversaciones animadas mientras los invitados admiraban los maravillosos dibujos de Sofia.

Sofia estaba radiante al ver cómo las personas apreciaban su trabajo. Se sentía orgullosa y feliz por haber compartido una parte tan importante de ella misma con los demás. Desde ese momento, Sofia supo que quería seguir desarrollando sus habilidades artísticas y compartirlas con el mundo.

Aprendió que no hay nada más gratificante que hacer algo que amas y ver cómo eso puede inspirar a otros. Y así, gracias al apoyo incondicional de su mamá, Sofia siguió pintando y dibujando con pasión durante toda su vida.

Sus obras se convirtieron en fuente de inspiración para muchas personas y dejaron una huella imborrable en el mundo del arte. Fin

FIN.

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