Sofía y su primer día de escuela


Sofía estaba muy asustada. Era su primer día de escuela primaria y no conocía a nadie. Preferiría estar de vuelta en el jardín de infantes o en casa con su mamá.

Al llegar a la escuela, se aferró a la mano de su mamá, con lágrimas en los ojos. - ¿Por qué no puedo quedarme en casa contigo, mamá? - preguntó Sofía con voz temblorosa. - Ya verás, Sofi - respondió su mamá con una sonrisa reconfortante.

- La escuela es un lugar maravilloso donde aprenderás muchas cosas nuevas y harás muchos amigos. Pero Sofía no estaba convencida. Entraron al aula y Sofía se sentó en silencio, observando a los demás niños que jugaban y reían juntos.

La maestra, la señorita Carla, se acercó a Sofía y le dio la bienvenida con una gran sonrisa. - Hola, Sofía. Soy la señorita Carla. Estoy segura de que te encantará estar aquí.

¿Por qué no te unes a los demás niños? Sofía asintió tímidamente y se acercó al grupo. Poco a poco, comenzó a participar en las actividades y descubrió lo emocionante que era aprender cosas nuevas. La hora del recreo llegó y un grupo de niñas se acercó a Sofía.

- Hola, ¿quieres jugar con nosotras? - preguntó una de ellas. Sofía asintió con una gran sonrisa. A medida que los días pasaban, Sofía se dio cuenta de que la escuela era un lugar maravilloso.

Aprendió a leer y escribir, descubrió la magia de las matemáticas y, lo más importante, hizo muchos amigos. En su cumpleaños, sus compañeros de clase organizaron una fiesta sorpresa y Sofía se sintió muy feliz.

Ahora, cuando su mamá la llevaba a la escuela, Sofía corría hacia el aula con entusiasmo. - Mamá, mamá, tengo tantas cosas emocionantes que contarte sobre la escuela hoy - exclamaba con alegría.

Sofía se dio cuenta de que la escuela no era un lugar de miedo, sino un lugar lleno de diversión, aprendizaje y amistad.

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