Sofía y su sueño mágico



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Alegría, una niña llamada Sofía. Sofía era conocida por ser la niña más alegre de todo el lugar.

Siempre tenía una sonrisa en su rostro y contagiaba felicidad a todos los que estaban a su alrededor. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Sofía se encontró con un hada madrina.

El hada le dijo que había escuchado lo alegre y bondadosa que era Sofía, y que quería concederle un don especial: todo lo que ella soñara se haría realidad.

Sofía no podía creerlo, ¡era como si sus sueños más locos pudieran cobrar vida! Desde ese día, cada noche antes de dormir, Sofía cerraba los ojos con fuerza y pensaba en las cosas maravillosas que quería que sucedieran. Un día, Sofía soñó con tener alas para volar como un pájaro.

Al despertar, descubrió mariposas coloridas revoloteando alrededor de ella ¡habían cumplido su deseo! Sofía rió de emoción y salió corriendo al jardín para jugar con sus nuevas amigas. "¡Esto es increíble! ¡Gracias hadita madrina!", exclamó Sofía mientras las mariposas danzaban alegremente a su alrededor. Pero no todo fue diversión y juegos.

En otra ocasión, Sofiá soñó con tener un perro para acompañarla en sus aventuras diarias. Al despertar, escuchó ladridos afuera de su ventana. Al asomarse vio a un cachorro juguetón esperándola ansioso.

"¡Oh mi Dios! ¡Es hermoso!", gritó emocionada mientras abrazaba al animal regalo de la hada madrina. Con el paso del tiempo, Sofiá aprendió a usar este don de forma responsable.

Comprendió que debía ser cuidadosa con lo que pedía en sus sueños y siempre asegurarse de no lastimar a nadie con ellos. Un día, mientras caminaba por el pueblo ayudando a los vecinos con tareas cotidianas gracias a sus sueños hechos realidad; escuchó llantos provenientes del parque central.

Se acercó corriendo y vio a un niño triste porque había perdido su juguete favorito. Sin dudarlo dos veces, Sofiá cerró los ojos fuerte e imaginó el juguete apareciendo frente al niño.

Y así fue como el osito perdido reapareció entre risas y abrazos llenos de gratitud. "¡Gracias, gracias!" -dijo el niño emocionado mientras corría hacia su mamá para mostrarle lo ocurrido. Sofia sonrió satisfecha sabiendo que podia hacer felices también aquellos quienes le rodeaban gracias al don recibido del hada madrina.

Desde ese día en adelante utilizo sus poderes únicamente para hacer feliz tanto amigos como extraños sin buscar nada mas qe poner una sonrisa en cada rostro.

Y así es como la historia de la pequeña Sofia se convirtió en leyenda dentro del pueblo Alegrìa donde siempre será recordada por haber llevado alegrìa allí donde iba.

FIN.

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