Sofía y su valentía interior



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una niña llamada Sofía. Sofía era muy temerosa e insegura, le costaba mucho hacer amigos y siempre se sentía atrapada en sus miedos.

Un día, cansada de sentirse así, decidió que quería encontrar el camino hacia su libertad para tener una vida plena y feliz. Sofía sabía que no sería fácil, pero estaba decidida a intentarlo. Comenzó por enfrentar uno de sus mayores miedos: hablar en público.

Se inscribió en un curso de teatro en la Casa de la Cultura del pueblo y poco a poco fue perdiendo el miedo escénico. "-¡Bravo Sofía! ¡Eres increíble!" la animaban sus compañeros al finalizar cada clase.

Animada por su progreso en el teatro, Sofía decidió enfrentar otro de sus temores: nadar. Siempre le había dado miedo el agua profunda, pero sabía que si quería ser libre debía superarlo.

Con la ayuda de un instructor amable y paciente, poco a poco fue tomando confianza en el agua y aprendiendo a nadar. "-¡Mira mamá, estoy nadando sin flotador!" gritaba emocionada mientras chapoteaba en la piscina.

Pero Sofía sabía que aún le faltaba mucho por recorrer en su camino hacia la libertad interior. Decidió entonces visitar al anciano Sabio del Bosque, quien según los rumores tenía respuestas a todas las preguntas.

El Sabio la recibió con una cálida sonrisa y le dijo: "-Querida Sofía, para encontrar tu verdadera libertad debes aprender a aceptarte tal como eres, con tus virtudes y defectos. "Estas palabras resonaron profundamente en el corazón de Sofía.

Se dio cuenta de que había estado tan enfocada en vencer sus miedos que se olvidó de amarse a sí misma. Decidió entonces practicar la gratitud diaria por todo lo bueno que tenía en su vida y empezó a cuidarse más tanto física como emocionalmente. Con el tiempo, Sofía se transformó completamente.

Ya no era aquella niña temerosa e insegura; ahora irradiaba confianza y alegría por dondequiera que iba.

Hablaba frente a grandes audiencias sin titubear, nadaba largas distancias en aguas abiertas y sobre todo se amaba a sí misma tal como era. Un día, mientras paseaba por el pueblo convertido ya en una joven valiente y segura de sí misma, se encontró con otra niña tímida mirando con admiración las obras pintadas por los artistas locales.

Se acercó a ella con una sonrisa y le dijo: "-Hola ¿te gustaría venir conmigo al taller de arte? Seguro descubrirás talentos maravillosos dentro tuyo. " La niña asintió tímidamente pero con curiosidad.

Y así fue como Sofía guió a aquella niña por el mismo camino que ella había recorrido tiempo atrás: el camino hacia la libertad interior mediante el autoconocimiento y la aceptación propia.

Desde ese día, Villa Esperanza se llenó de risas infantiles y colores vibrantes gracias al legado dejado por aquella niña temerosa e insegura que encontró su camino hacia una vida plena y feliz.

FIN.

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