Sofía y sus Amigos del Bosque
En un hermoso bosque lleno de flores de todos los colores, vivía una pequeña catarina llamada Sofía. Con su caparazón rojo y sus manchas negras, se sentía muy feliz rodeada de pétalos que brillaban bajo el sol. Sofía tenía cuatro amigas muy especiales: Lila, una mariposa con alas moradas; Gregorio, un saltamontes muy divertido; Bibi, una abeja trabajadora; y Tita, una mariquita llena de energía.
Un día, mientras Sofía y sus amigas se reunían en su lugar favorito, un claro lleno de margaritas, Sofía dijo: "Chicas, tengo una idea. ¡Vamos a hacer una fiesta para celebrar la primavera!" -
A todas les encantó la idea. Lila entusiasmada exclamó: "¡Sí, vamos a invitar a todos los insectos del bosque!" -
Sofía se puso a pensar en lo que necesitarían. La fiesta debía tener música, comida y decoración. "Bibi, ¿podés encargarte de conseguir néctar?" - le preguntó. La abeja asintió, mientras comenzó a pensar en las flores más aromáticas que podría visitar.
Gregorio propuso que él se encargaría de la música. "Con mis saltos haré un ritmo increíble con las hojas y las ramas." - Dijo haciendo una vuelta en el aire. Todos rieron, y a Tita se le ocurrió que podría hacer unas decoraciones con pétalos de flores.
La preparación de la fiesta estaba en marcha, pero mientras trabajaban, se dieron cuenta de que la música no sonaba como habían planeado. Al intentar seguir el ritmo de Gregorio, Lila, llena de energía, se le escapó un reto al saltamontes. "¡No es así, Gregorio! ¡Debo volar al ritmo!" -
Y así, los días pasaron entre risas, vallenatos y, por supuesto, un poco de desorden. Pero el día de la fiesta, el cielo se nubló repentinamente. Sofía miró a sus amigas preocupada. "¿Y si llueve?" - Propuso con cautela.
Las amigas se miraron, y Tita, siempre optimista, sonrió y dijo: "No dejemos que un poco de lluvia nos detenga. ¡La fiesta puede ser aún más divertida!" -
"¡Eso es!" - gritó Sofía. "Podemos bailar bajo la lluvia, será una aventura. Todos los insectos que invitemos también pueden unirnos a la diversión. ¡Haremos una fiesta mágica!" -
Así que, sin más preámbulos, las cinco amigas prepararon un refugio con hojas grandes donde todos podrían bailar sin mojarse. En el momento en que los primeros gotas empezaron a caer, Sofía gritó: "¡Empieza la fiesta!" -
Bibi trajo un gran tarro de néctar, mientras Gregorio hacía música con hojas húmedas. Lila danzaba en el aire mientras Tita organizaba un concurso de salto entre los insectos que llegaban. Pronto, todo el bosque se llenó de risas y baile, desdibujando la preocupación por la lluvia.
Cuando la fiesta llegó a su fin, el sol volvió a brillar y un hermoso arcoíris apareció en el cielo. Sofía, con sus amigas a su lado, lo miró y dijo: "¡Miren, el arcoíris! Nuestra fiesta fue tan brillante como él. ¡Aprendimos que a pesar de lo que pueda pasar, siempre se puede encontrar la alegría!" -
Todos aplaudieron, y mientras sus corazones latían al ritmo de la diversión, Sofía se dio cuenta de que sus amigas eran su mayor tesoro. Desde ese día, respeto y caridad entre ellos se volvió más fuerte que cualquier tormenta. Juntas, soñadoras y alegres, decidieron seguir organizando más aventuras y fiestas.
Y así, entre vuelos, risas y siempre un poco de amistad, Sofía y sus amigas llevaron alegría a todos los rincones del bosque, demostrando que lo importante no es si el sol brilla o llueve, lo importante era estar juntas y disfrutar de cada momento.
FIN.