Sofía y sus amigos peludos



Había una vez en un pequeño pueblo a orillas de un río, una niña llamada Sofía. Desde que era muy pequeña, a Sofía le encantaban los perros.

Pasaba horas jugando con ellos, acariciándolos y cuidándolos como si fueran sus propios hermanitos.

Un día, mientras paseaba por la orilla del río con su perro Max, vio algo que la dejó sorprendida: ¡una caja abandonada cerca del agua! Sin dudarlo, se acercó y descubrió que dentro de la caja había tres cachorritos mojados y temblando de frío. Sofía no lo pensó dos veces y decidió llevarse a los cachorritos a casa para cuidarlos. Los secó con una toalla caliente, les dio comida y los arropó en mantas suaves.

Los cachorritos se sintieron seguros y cómodos al lado de Sofía. "¿Cómo podemos agradecerte lo suficiente por salvarnos?", preguntó uno de los cachorritos con voz tierna. Sofía sonrió y respondió: "No necesitan agradecerme, solo quiero que estén bien".

Los días pasaron y los cachorritos crecieron sanos y felices gracias al amor y cuidado de Sofía. Juntos vivían aventuras emocionantes explorando el pueblo, nadando en el río y correteando por los campos verdes.

Una tarde calurosa de verano, mientras jugaban cerca del río, escucharon unos ladridos desesperados provenientes del otro lado. Al acercarse vieron a un perro atrapado entre las ramas de un árbol caído en medio del agua revuelta.

"¡Ayuda! ¡Por favor ayúdenme!", suplicaba el perro sin poder moverse. Sin pensarlo dos veces, Sofía se lanzó al agua seguida por sus fieles amigos animals. Con valentía lograron rescatar al perrito atrapado antes de que fuera arrastrado por la corriente.

"¡Gracias por salvarme! ¡Eres una verdadera heroína!", dijo el perro rescatado mientras ladraba felizmente. Sofía sonrió orgullosa pero humilde: "Solo hice lo que cualquier amante de los animales haría". El acto heroico de Sofía se volvió noticia en todo el pueblo.

La gente la admiraba por su valentía y bondad hacia los animales. Desde ese día, más personas empezaron a adoptar perros abandonados o perdidos gracias al ejemplo inspirador de Sofía.

La historia de la niña que amaba tanto a los perros se convirtió en leyenda en el pueblo junto al río. Y desde entonces, cada vez que alguien necesitaba ayuda o compañía, recordaban a Sofía y sabían que siempre había alguien dispuesto a tender una mano amiga.

FIN.

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