¡Soledad y su gol imparable!
Un día soleado, Belen, Mariana y Soledad se encontraban en el parque jugando juntas. Mientras reían y compartían historias, cada una de ellas hablaba emocionada sobre sus sueños para el futuro. "-Yo quiero ser profesora", dijo Belen con entusiasmo.
"Quiero enseñar a los niños cosas nuevas y ayudarles a crecer". Mariana saltó de emoción y exclamó: "-¡Y yo quiero ser cocinera! Me encanta preparar deliciosos platillos que hagan felices a las personas".
Soledad sonrió ampliamente y dijo: "-Pues yo quiero dedicarme al fútbol profesional. Amo jugar al fútbol y siento que puedo lograr grandes cosas en ese deporte". Belen frunció el ceño y miró a Soledad con duda: "-Pero Soledad, eso es un deporte para hombres.
¿Estás segura de que puedes hacerlo?"Soledad se sintió triste por las palabras de su amiga, pero decidió no rendirse tan fácilmente. Sabía que podía demostrarle lo equivocada que estaba.
Pasaron los días y Soledad empezó a entrenar aún más duro. Jugaba todos los días después de la escuela, practicando tiros al arco, pases precisos y regates rápidos. Su amor por el fútbol era más grande que cualquier comentario negativo.
Un día, mientras caminaba hacia la cancha donde entrenaba su equipo femenino, Soledad vio un cartel anunciando una prueba para formar parte del equipo juvenil mixto del club más importante de la ciudad. "-¡Esta es mi oportunidad!", pensó Soledad emocionada.
"-Demostraré que las mujeres también pueden ser grandes futbolistas". Soledad se presentó a la prueba con determinación y pasión. Jugó como nunca antes, mostrando sus habilidades en el campo y su amor por el deporte.
Los entrenadores quedaron impresionados con su desempeño y la seleccionaron para formar parte del equipo. Cuando Belen se enteró de la noticia, sintió una mezcla de sorpresa y orgullo por su amiga.
Se dio cuenta de lo equivocada que había estado al juzgar a Soledad solo por ser mujer. Un día, mientras las tres amigas estaban sentadas en el parque compartiendo un helado, Belen tomó la mano de Soledad y le dijo: "-Perdona por haber dudado de ti.
Ahora sé que las mujeres pueden lograr cualquier cosa que se propongan". Soledad sonrió y respondió: "-No te preocupes, Belen. Lo importante es aprender de nuestros errores. Sigamos apoyándonos mutuamente en nuestros sueños".
A partir de ese momento, las tres amigas prometieron siempre estar ahí una para la otra y apoyarse sin importar cuáles fueran sus sueños o metas en la vida. Con el tiempo, Belen cumplió su sueño de convertirse en profesora y Mariana abrió su propio restaurante donde podía mostrar su talento culinario.
Y Soledad... bueno, ella siguió jugando al fútbol profesionalmente y demostrando al mundo entero que las mujeres tienen un lugar destacado en este deporte.
Esta historia nos enseña que no debemos juzgar a los demás por su género o prejuicios. Todos tenemos el derecho de perseguir nuestros sueños y, con esfuerzo y determinación, podemos lograr grandes cosas. Lo importante es creer en nosotros mismos y nunca rendirnos, sin importar lo que otros digan.
FIN.