Sombras de Amistad



Había una vez un hombre llamado Alejandro, quien todos los días tomaba el mismo subte para ir a su trabajo. Pero lo curioso de Alejandro era que siempre hablaba solo durante todo el trayecto.

La gente se sentaba a su alrededor y lo miraba extrañada, pensando que tal vez estaba loco. Un día, mi curiosidad me llevó a acercarme a Alejandro y preguntarle por qué hablaba solo.

Con una sonrisa en su rostro, me invitó a sentarme junto a él. "¿Sabes por qué hablo solo?", me dijo con voz amable. "No tengo idea", respondí intrigado. Alejandro comenzó a contarme una historia macabra que había ocurrido muchos años atrás en ese mismo subte.

Me contó sobre un grupo de amigos que solían viajar juntos todos los días en ese tren. Eran personas felices y llenas de vida, pero un día desaparecieron misteriosamente sin dejar rastro alguno.

"La gente decía que se habían perdido o quizás habían sido secuestrados", continuó Alejandro. "Pero yo descubrí la verdad". Intrigado por sus palabras, le pedí que me revelara esa verdad. Alejandro tomó aire antes de continuar con su relato.

"Resulta que esos amigos fueron víctimas de un ser maligno conocido como El Guardian del Subte. Este ser acechaba las sombras del subterráneo esperando la oportunidad perfecta para llevarse a las personas desprevenidas". Mis ojos se abrieron como platos mientras escuchaba atentamente cada palabra de Alejandro.

"Yo fui testigo de cómo este ser oscuro arrastraba a mis amigos hacia su dimensión tenebrosa.

Pero logré escapar y ahora, cada vez que tomo este subte, hablo solo para recordarles a todos que deben estar alerta y no caer en las garras del Guardian". Mis pensamientos comenzaron a volar mientras imaginaba la historia de Alejandro. Me pareció tan macabra como fascinante. "Pero no te preocupes", dijo Alejandro con una sonrisa reconfortante.

"Aunque El Guardian sigue acechando en las sombras, si todos estamos unidos y alerta, podemos evitar que se lleve a más personas inocentes". Asentí con la cabeza, comprendiendo el mensaje de Alejandro. Desde ese día, comencé a acompañarlo en sus viajes diarios en el subte.

Juntos contábamos historias inspiradoras sobre cómo enfrentar nuestros miedos y protegernos unos a otros. La gente nos miraba extrañada al principio, pero poco a poco se fueron sumando más personas a nuestras charlas.

Con el tiempo, nuestra pequeña comunidad en el subte se convirtió en una gran familia unida por la seguridad y la solidaridad. Y aunque El Guardian del Subte seguía siendo una amenaza latente, sabíamos que juntos podríamos hacerle frente.

Así fue como Alejandro transformó su "hablar solo" en algo educacional e inspirador para todos nosotros. Aprendimos que nunca debemos juzgar sin conocer la historia completa de las personas y que siempre hay espacio para superar nuestros miedos cuando nos apoyamos mutuamente.

Y así termina esta historia infantil llena de giros inesperados y enseñanzas valiosas sobre amistad, valentía y unidad. Porque, al final del día, todos podemos ser héroes en nuestras propias historias.

FIN.

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