Sonrisas brillantes



Había una vez una niña llamada Samy, que vivía junto a sus padres en una pequeña casita. Samy era muy traviesa y le encantaba jugar con su lindo gatito, llamado Pelusa.

Samy era una niña muy dulce, pero tenía un problema: no le gustaba cepillarse los dientes. Prefería comer dulces y comida rápida en lugar de alimentos saludables. Sus papás siempre le decían lo importante que era cuidar sus dientes, pero ella no les hacía caso.

Un día, mientras jugaba en el parque, Samy conoció a un niño llamado Diego. Diego tenía la mayoría de sus dientes caídos porque nunca se había cepillado correctamente.

Aunque su sonrisa ya no era tan bonita como antes, Diego seguía siendo un buen amigo para Samy. - ¡Hola Samy! -saludó Diego con entusiasmo-. ¿Quieres jugar al escondite? - ¡Claro! -respondió emocionada Samy-. Pero primero déjame terminar mi helado.

Diego miró preocupado a Samy mientras ella disfrutaba de su helado lleno de azúcar. - Sabes, Samy -dijo Diego-, si sigues comiendo tantos dulces sin cepillarte los dientes, podrías perderlos como yo. Samy se quedó pensativa por un momento y luego respondió:- Bueno, eso no me importa tanto.

Los dientes caídos te hacen ver gracioso y divertido. Diego sonrió tristemente y le dijo:- No te das cuenta de lo importante que son los dientes hasta que los pierdes.

No poder comer bien o hablar correctamente causa muchos problemas. Samy comenzó a reflexionar sobre las palabras de Diego. Tal vez él tenía razón y ella debería empezar a cuidar sus dientes. Al día siguiente, Samy fue al dentista junto a sus padres.

El dentista le explicó la importancia de cepillarse los dientes después de cada comida, usar hilo dental y visitar regularmente al especialista. A partir de ese momento, Samy se comprometió a cuidar sus dientes correctamente.

Comenzó a cepillarse tres veces al día, después del desayuno, el almuerzo y la cena. Incluso dejó de comer tantos dulces y empezó a incluir más frutas y verduras en su dieta. Poco a poco, los dientes de Samy se volvieron más fuertes y saludables.

A medida que pasaba el tiempo, ella notaba cómo su sonrisa se volvía más hermosa y brillante.

Un día, mientras jugaban juntos en el parque, Diego le dijo emocionado:- ¡Samy! ¡Tus dientes lucen geniales! Me alegra ver que has aprendido lo importante que es cuidarlos. - Gracias Diego -respondió Samy con una gran sonrisa-. No solo he aprendido sobre la importancia del cepillado sino también sobre el valor de tener buenos amigos como tú.

Desde ese día en adelante, Samy siempre se aseguraba de mantener una buena higiene bucal. Y aunque seguía disfrutando ocasionalmente de un dulce o una golosina, nunca olvidaba cepillarse los dientes para mantenerlos sanos y fuertes.

La historia de Samy nos enseña que es fundamental cuidar nuestros dientes desde pequeños para tener una sonrisa hermosa y saludable. Además, nos recuerda la importancia de escuchar los consejos de nuestros amigos y aprender de sus experiencias. .

FIN.

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