Sonrisas en el Corazón


Había una vez un hospital muy especial llamado "Hospital de las Sonrisas". En este lugar, los médicos y enfermeros estaban comprometidos con la humanización de la atención a los pacientes.

Trataban a cada persona con respeto, dignidad y empatía. Un día, llegó al hospital un niño llamado Lucas. Lucas tenía que someterse a una cirugía en el quirófano para resolver un problema en su corazón. Estaba muy asustado porque nunca antes había estado en un hospital.

Cuando Lucas entró al quirófano, se encontró con el doctor Martín, quien era conocido por su paciencia y cariño hacia los niños.

El doctor Martín le sonrió y le dijo: "Lucas, sé que estás asustado, pero quiero que sepas que estoy aquí para cuidarte". Lucas se sintió más tranquilo al escuchar esas palabras amables del doctor Martín. Mientras preparaban todo para la cirugía, el doctor Martín le explicaba paso a paso lo que iba a suceder.

Le mostraba los instrumentos médicos y le decía cómo iban a ayudarlo. —"Lucas" , dijo el doctor Martín mientras sostenía una jeringa en sus manos. "Este medicamento te ayudará a dormir durante la cirugía para que no sientas ningún dolor".

Aunque Lucas tenía miedo de las agujas, confió en el doctor Martín y dejó que le administrara el medicamento. Antes de quedarse dormido, Lucas vio cómo su familia estaba allí esperándolo.

Su mamá le dio un beso y le prometió estar ahí cuando despertara. Mientras tanto, afuera del quirófano, los padres de Lucas estaban muy preocupados. La espera se les hacía eterna.

Pero entonces, apareció la enfermera Sofía y los llevó a una sala especial donde podían ver todo lo que sucedía en el quirófano a través de un vidrio. Dentro del quirófano, el doctor Martín comenzó la cirugía con tranquilidad y cuidado. Cada movimiento estaba lleno de precisión y dedicación.

A medida que pasaba el tiempo, la familia de Lucas veía cómo el doctor Martín trabajaba con paciencia y concentración. Después de varias horas, finalmente terminaron la cirugía. El doctor Martín salió del quirófano y fue a hablar con la familia de Lucas.

"La operación fue un éxito", les dijo sonriendo. "Lucas está descansando ahora mismo". Los padres de Lucas sintieron una gran alegría al escuchar esas palabras. Agradecieron al doctor Martín por su dedicación y cuidado hacia su hijo.

Al día siguiente, cuando Lucas despertó en su habitación del hospital, vio a su familia sentada junto a él. Estaban sonriendo y felices de tenerlo nuevamente despierto.

El doctor Martín entró en ese momento para revisar cómo se sentía Lucas después de la cirugía. Le preguntó si tenía algún dolor o molestia, pero Lucas le respondió que se sentía mucho mejor. "¡Gracias por cuidarme tan bien!", exclamó Lucas emocionado mientras abrazaba al doctor Martín.

El doctor Martín le devolvió el abrazo y le dijo: "Lucas, estoy muy feliz de verte recuperado. Recuerda que siempre estaré aquí para ti y para todos los niños que necesiten mi ayuda".

Desde ese día, Lucas se convirtió en un valiente defensor de la humanización en la atención médica.

Contaba su historia a otros niños y sus familias, animándolos a confiar en los médicos y enfermeros, y recordándoles la importancia de tratar a cada paciente con respeto, dignidad, paciencia y empatía. Y así fue como el Hospital de las Sonrisas se convirtió en un referente de atención médica humana y amorosa para todos los niños que lo visitaban.

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