Sopa en busca de su sabor



Érase una vez, en una cocina colorida y bulliciosa, una sopa muy especial que vivía en una olla grande. Era una sopa de verduras, llena de nutrientes y sabores. Pero, a pesar de ser nutritiva, siempre se sentía triste porque en la mesa, todos hablaban de las deliciosas hamburguesas.

-"¿Por qué no me eligen a mí?"-- suspiraba Sopa, mirando con anhelo cómo los comensales disfrutaban de las hamburguesas.

-"Las hamburguesas son tan jugosas y atractivas,"-- se quejaba la sopa. -"Nadie quiere probarme, siempre prefieren a las hamburguesas."--

Un día, mientras se cocinaba algo rico en la cocina, Sopa decidió que ya estaba cansada.

-"Voy a convertirme en una hamburguesa. Así todos me querrán,"-- resolvió Sopa, elaborando un plan. Empezó a mover sus ingredientes, mezclando sus zanahorias, apios y especias, imaginando que se transformaba en algo completamente diferente.

En esa búsqueda de cambio, Sopa decidió pedir ayuda a su amiga, la Tortilla, que siempre tenía buenos consejos.

-"¿Tortilla, creés que podría ser una hamburguesa?"-- preguntó Sopa con timidez.

-"Pero querida Sopa, ¡vos sos una delicia tal cual sos! No hay necesidad de cambiar para ser aceptada,"-- contestó Tortilla, mientras giraba para calentarse un poco en la sartén.

-"Pero todos aman las hamburguesas, son tan populares..."-- lamentó Sopa.

-"No es la popularidad lo que cuenta, sino lo que ofrecés a los demás. Tienes un sabor único y una bondad saludable que no se puede encontrar en esas hamburguesas. ¡Deberías estar orgullosa de eso!"-- instó Tortilla.

Sopa se quedó pensativa. ¿Tal vez estaba buscando en el lugar equivocado la aceptación? Decidida a demostrar su valor, unió fuerzas con Tortilla y comenzaron a preparar un gran banquete para todos en la cocina: un festival de sabores.

-"Haremos hamburguesas de vegetales y las haremos tan deliciosas que nadie podrá resistirse a probarte,"-- sugirió Tortilla.

Así fue como Sopa, junto a Tortilla, prepararon su especialidad: hamburguesas de verduras, con un delicioso toque de ajo y especias, usando los mejores ingredientes de la olla.

Cuando llegó la hora de la comida, los comensales se sentaron ansiosos a la mesa.

-"¡Mmm, huele riquísimo!"-- exclamó uno, mientras el olfato danzaba entre los aromas de la cocina.

Al servir, Sopa temblaba de emoción. Cuando probaron la hamburguesa de verduras, todos quedaron maravillados.

-"¡Qué sabor tan único!"-- gritó uno de ellos. -"Nunca había comido algo así!"--

Los comensales comenzaron a alabar a Sopa.

-"Definitivamente debo agradecerle a la sopa, ¡es el alma de esta hamburguesa!"-- exclamó un niño, dejando claro que le había encantado.

Sopa se dio cuenta de que no necesitaba cambiar para ser querida.

-"¡Gracias, Tortilla! Al final, no necesitaba ser una hamburguesa para ser especial. Soy única como Sopa, y me encanta serlo,"-- sonrió.

Con el tiempo, Sopa se convirtió en la estrella de cada comida, y poco a poco, su amor por sí misma creció. Desde entonces, no solo hacía hamburguesas de verduras, sino que también inspiró a otros ingredientes a unirse en la cocina, creando una variedad de platos saludables que todos amaban.

-"¡Celebramos la diversidad de los sabores!"-- gritaron todos, disfrutando de la fiesta.

Y así, Sopa descubrió su verdadero valor: no era solo un plato, sino un símbolo de salud y felicidad. Y aunque disfrutaba de ver a las hamburguesas ser populares, se dio cuenta de que cada plato tiene su lugar especial en la mesa, cada uno con su propio sabor y valor. Desde ese día, Sopa nunca volvió a sentirse sola, porque había aprendido que el amor propio es el verdadero ingrediente secreto.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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