Soto Uke y la Cabra Sorprendente
Era un hermoso día en el pueblo de las montañas. Soto Uke, el domador de cabras, había estado practicando trucos con su cabra llamada Estrellita. No era una cabra común, ¡estaba llena de energía y tenía un talento especial para hacer saltos y giros! Soto decidió que era hora de sorprender a sus amigos: Lofish, que siempre daba saltitos cuando estaba emocionado, y Marinerito de Cai, que tenía un estilo único y su famosa frase: - ¡Haz el favorcito eh! -.
Esa mañana, Soto Uke se acercó a la cabaña donde vivían Lofish y Marinerito. Lofish estaba dando saltitos en el jardín mientras Marinerito le daba órdenes a las aves del lugar, tratando de que volaran en formación. Soto sonrió al verlos y decidió que era el momento perfecto para revelar su sorpresa.
- ¡Chicos! - llamó Soto, mientras acariciaba a Estrellita. - Tengo algo espectacular para ustedes.
- ¿Qué es? - preguntó Lofish, mientras dejaba de saltar y se acercaba.
- ¡Es una sorpresa que no se van a creer! - dijo Soto con una sonrisa traviesa. - Les presento a mi cabra Estrellita.
Marinerito frunció el ceño un instante y luego exclamó: - ¡Haz el favorcito eh! ¿Qué puede hacer una cabra?
Con una sonrisa, Soto llevó a Estrellita al centro del jardín. - ¡Prepárense! - gritó mientras daba un silbido especial. La cabra comenzó a saltar de un lado a otro, haciendo piruetas en el aire. Lofish no podía contener su emoción y comenzó a saltar junto con ella.
- ¡Mirá cómo salta! - decía Lofish. - ¡Es increíble!
Marinerito abrió los ojos como platos. - ¡Haz el favorcito eh! ¡Nunca vi una cabra que haga eso!
Soto se llenó de alegría al ver a sus amigos tan felices. - Pueden hacerle compañía, ¡ella adora a la gente!
Los tres amigos jugaron toda la tarde con Estrellita, enseñándole nuevos saltos y trucos. Marinerito incluso se puso a pensar en cómo hacer que la cabra pudiera ayudar en sus tareas del día a día.
- Imaginate, podemos entrenarla para que nos ayude a cargar cosas - dijo Marinerito, entusiasmado.
- ¡Sí! - gritó Lofish, dando más saltitos de alegría. - ¡Sería un gran equipo!
Pero mientras todos reían y soñaban con sus nuevas ideas, la gente del pueblo se acercaba curiosa. Había un viejo conocido de Soto, Don Chinchón, que se acercó. - ¿Qué está pasando aquí? - preguntó, mirando a Estrellita.
- ¡Mirá, Don Chinchón! ¡Estrellita es una cabra que hace trucos! - exclamó Lofish, saltando a su lado.
Don Chinchón sonrió. - Bueno, ¿por qué no hacemos un espectáculo en la plaza del pueblo? ¡Todos querrán ver a Estrellita!
Al principio, Soto dudó, pero luego se dio cuenta de que podría ser una gran oportunidad para mostrar el talento de Estrellita y divertirse.
- ¡Es una idea genial! - dijo Soto. - ¿Qué les parece un espectáculo mañana?
- ¡Sí! ¡Hagámoslo! - decía Marinerito, que ya estaba planeando lo que diría al público.
La mañana siguiente llegó, y la plaza del pueblo se llenó de gente. Soto, junto a Lofish y Marinerito, se preparó para la gran presentación.
- ¡Bienvenidos, amigos! - inició Soto. - Hoy les presentamos a Estrellita, la cabra más sorprendente de todo el pueblo.
Estrellita comenzó su actuación: saltos, giros y hasta un truco en el que hacía reír a todos al imitar a sus amigos. La gente aplaudía y reía. Cada vez más personas se acercaban para no perderse de la función.
Después del espectáculo, todos estaban entusiasmados. Marinerito dijo: - ¡Haz el favorcito eh! ¡Que se repita pronto!
Desde ese día, Soto Uke y su cabra Estrellita se convirtieron en los protagonistas de muchas historias en el pueblo, inspirando tanto a grandes como a chicos a descubrir nuevos talentos y disfrutar de la vida.
Todos aprendieron una lección importante: a veces, las sorpresas más simples pueden traer muchísima alegría y momentos inolvidables. Fue así como la cabra saltarina trajo risas y felicidad, uniendo a los amigos y creando nuevos recuerdos en cada aventura. Y siempre recordarán que lo más importante es compartir momentos y ser felices juntos.
FIN.