Spreading Joy
Había una vez una pequeña patita llamada Pato que vivía en un hermoso lugar llamado Tokio. Pato siempre había soñado con conocer nuevos lugares y hacer nuevos amigos, así que decidió viajar a otro país para cumplir su sueño.
Después de un largo vuelo, Pato llegó a un lugar muy lejano llamado Argentina. Era un país lleno de colores y alegría, pero lo que más emocionaba a Pato era la famosa feria anime que se celebraba allí.
Pato caminaba emocionada por la feria mientras observaba todos los puestos llenos de juguetes y disfraces de sus personajes favoritos. De repente, vio a una linda tortuguita vestida como una princesa anime.
Era Tuti, quien también estaba explorando la feria. - ¡Hola! - exclamó Pato emocionada-. ¿Eres fanática del anime como yo? Tuti sonrió y asintió con la cabeza. - Sí, me encanta el anime - respondió Tuti-.
Me llamo Tuti, ¿y tú? - Soy Pato, vengo desde Tokio para conocer este lugar tan maravilloso - dijo Pato con entusiasmo-. ¿Te gustaría ser mi guía aquí en Argentina? Tuti aceptó encantada y juntas comenzaron a recorrer cada rincón de la feria.
Se divirtieron viendo las presentaciones en vivo de sus series favoritas y probando comida deliciosa inspirada en el anime. Mientras caminaban, Tuti notó que había algunos niños tristes sentados en un rincón. Se acercaron curiosas para averiguar qué les sucedía.
- Hola, ¿por qué están tan tristes? - preguntó Pato con ternura. Uno de los niños levantó la cabeza y suspiró. - Es que no tenemos suficiente dinero para comprar juguetes o disfraces como ustedes - dijo el niño con tristeza-.
Nos encanta el anime, pero no podemos tener lo mismo que ustedes. Pato y Tuti se miraron y supieron que tenían que hacer algo para ayudar a esos niños.
Se pusieron manos a la obra y organizaron un pequeño espectáculo de cosplay en la feria. Invitaron a todos los niños tristes a participar y les prestaron los disfraces más bonitos que encontraron.
El día del espectáculo llegó y los niños brillaban de felicidad al verse transformados en sus personajes favoritos. Pato y Tuti también se disfrazaron e hicieron una presentación especial para animarlos aún más. Al final del espectáculo, todos aplaudieron emocionados. Los padres de los niños estaban muy agradecidos por haberles dado esa oportunidad única.
Incluso algunos visitantes de la feria donaron juguetes y disfraces para que los niños pudieran seguir disfrutando del anime en sus hogares.
Pato y Tuti comprendieron entonces lo importante que era compartir su amor por el anime con aquellos que no tenían las mismas oportunidades. Decidieron fundar una organización llamada "Anime Solidario" para ayudar a más niños en situaciones similares.
Desde ese día, Pato siguió viajando por diferentes lugares del mundo junto a Tuti, llevando alegría e inspiración a todos aquellos fanáticos del anime que necesitaban un poco de magia en sus vidas.
Y así, Pato y Tuti demostraron que no importa de dónde vengas o qué tan diferentes sean tus sueños, siempre puedes encontrar la forma de hacer el bien y compartir tu pasión con los demás.
FIN.