Había una vez, en un lugar muy azul y húmedo, una gotita de agua llamada Gotita. Gotita vivía en una nube grande y esponjosa, junto con muchas otras gotitas. A Gotita le encantaba jugar con el viento, que las empujaba por todo el cielo. Un día, el sol brilló con mucha fuerza, y Gotita sintió cosquillas. "¡Ay, qué calor!", exclamó Gotita. El sol estaba calentando la nube, y las gotitas empezaron a juntarse, haciéndose más grandes y pesadas.
"¡Vamos a caer! ¡Vamos a caer!", gritaban las gotitas emocionadas. Y, de repente, ¡pum!, Gotita y todas sus amigas cayeron de la nube en forma de lluvia. Gotita cayó sobre una hoja verde y brillante. La hoja era parte de un árbol muy alto y fuerte. "¡Qué divertido!", pensó Gotita, mientras se deslizaba por la hoja. La hoja se movía con el viento, haciendo que Gotita se balanceara como en un columpio.
Después de resbalarse por la hoja, Gotita cayó al suelo, donde se unió a otras gotitas para formar un charco. En el charco, Gotita conoció a un pequeño caracol llamado Caracolito. Caracolito tenía una casita en espiral muy bonita y brillante. "¡Hola! ¡Soy Gotita!", saludó Gotita. "¡Hola, Gotita! ¡Yo soy Caracolito!", respondió el caracol. Caracolito estaba muy contento de tener un charco donde refrescarse. Juntos, Gotita y Caracolito jugaron en el charco, haciendo burbujas y persiguiéndose.
El sol volvió a salir, y el charco empezó a calentarse. Gotita sintió que se hacía más ligera y pequeña. "¡Me estoy convirtiendo en vapor!", exclamó Gotita. Caracolito se despidió de Gotita con tristeza. Gotita se elevó hacia el cielo, convertida en vapor, junto con otras gotitas. Subieron, subieron, hasta llegar de nuevo a las nubes.
En la nube, Gotita se encontró con sus viejas amigas. "¡Mira, es Gotita!", exclamaron las gotitas. Gotita les contó su aventura en la tierra, sobre la hoja verde y el caracol Caracolito. Todas las gotitas estaban muy emocionadas de escuchar su historia. Gotita se sintió muy feliz de estar de vuelta en la nube, lista para una nueva aventura.
Pero la aventura de Gotita no terminó allí. Un fuerte viento empezó a soplar, empujando la nube hacia las montañas. Las montañas eran muy altas y estaban cubiertas de nieve. "¡Mira! ¡Nieve!", gritó una gotita. La temperatura bajó mucho, y Gotita sintió mucho frío. Se unió a otras gotitas y se convirtieron en un pequeño copo de nieve.
El copo de nieve cayó suavemente sobre la montaña, uniéndose a otros copos de nieve. La montaña se cubrió de un manto blanco y brillante. Gotita se sintió feliz de ser parte de algo tan hermoso. Los niños que vivían cerca de la montaña salieron a jugar en la nieve. Hicieron muñecos de nieve y se lanzaron bolas de nieve. Gotita estaba feliz de verlos disfrutar.
Cuando llegó la primavera, el sol empezó a calentar la nieve. Gotita se derritió y se convirtió en agua otra vez. El agua corrió por la montaña, formando un pequeño arroyo. El arroyo bajaba por la montaña, llevando a Gotita en su corriente. Gotita vio flores de muchos colores y pájaros cantando.
El arroyo se unió a un río más grande. En el río, Gotita conoció a peces de muchos tamaños y colores. Los peces nadaban rápido y jugaban en el agua. Gotita se divirtió mucho nadando con los peces. El río seguía su camino hasta llegar al mar.
El mar era muy grande y azul. Gotita se unió a millones de otras gotitas de agua en el mar. En el mar, Gotita vio barcos navegando y ballenas saltando. El mar era un lugar lleno de vida y aventura. Gotita estaba muy contenta de haber viajado tanto y de haber visto tantas cosas diferentes. Sabía que el agua era muy importante para todos los seres vivos.
Un día, el sol volvió a brillar con mucha fuerza, y Gotita se convirtió en vapor de nuevo. Subió al cielo y se unió a las nubes. Gotita aprendió que el agua siempre está cambiando de forma, pero siempre vuelve al mismo lugar. Y así, Gotita siguió viviendo muchas aventuras más, viajando por todo el mundo en forma de lluvia, nieve, arroyo, río y mar. ¡Y siempre recordó a su amigo Caracolito!