En un pueblito lejano, vivía una niña llamada Estela.
A Estela no le gustaba comer alimentos saludables.
Prefería comer dulces, papas fritas y refrescos.
Su mamá siempre le decía que debía comer frutas, verduras y proteínas para estar sana y fuerte, pero Estela no le hacía caso.
Un día, Estela se enfermó.
Le dolía la barriga y tenía mucha fiebre.
Su mamá la llevó al doctor, quien le dijo que estaba enferma porque no comía bien.
Le explicó que los alimentos saludables nos dan energía, nos ayudan a crecer y nos protegen de las enfermedades.
Estela se dio cuenta de que el doctor tenía razón.
Decidió cambiar sus hábitos alimenticios y comenzó a comer más frutas, verduras y proteínas.
También dejó de comer dulces y refrescos.
Al principio, fue difícil para Estela, pero poco a poco se fue acostumbrando a los alimentos saludables.
Descubrió que le gustaban muchas frutas y verduras, como las fresas, los plátanos y las zanahorias.
También le gustó el pollo, el pescado y los frijoles.
Con el tiempo, Estela se sintió mucho mejor.
Ya no se enfermaba tan seguido y tenía más energía.
También creció más alta y fuerte.
Estela aprendió que comer sano es importante para vivir una vida saludable.
Se dio cuenta de que los alimentos que comemos afectan nuestro cuerpo y nuestra salud.
Desde entonces, Estela siempre come alimentos saludables.
Le gusta comer frutas, verduras, proteínas y granos integrales.
También bebe mucha agua.
Estela sabe que comer sano la ayuda a estar sana, fuerte y feliz.