En un tiempo lejano, cuando el mundo era un misterio por descubrir, un valiente explorador llamado Cristóbal Colón zarpó de España en busca de nuevas tierras.
Navegó por vastos océanos en sus tres carabelas: la Niña, la Pinta y la Santa María.
Después de un largo y peligroso viaje, las carabelas de Colón llegaron a las costas de Sudamérica.
Allí, en una hermosa bahía, encontraron una ciudad próspera llamada Lima.
Los habitantes de Lima recibieron a los exploradores con asombro y curiosidad.
Entre los limeños, había una joven llamada Inés.
Era hermosa, de ojos oscuros y cabello largo y negro.
Su sonrisa iluminaba el lugar y su risa era como el canto de los pájaros.
Colón quedó cautivado por su belleza y encanto.
Inés también se sintió atraída por Colón.
Admiraba su valentía y su espíritu aventurero.
Pasaron muchos días juntos, explorando la ciudad y compartiendo historias.
Colón le contó a Inés sobre sus viajes y sus sueños de encontrar nuevas tierras.
Inés le habló de su vida en Lima y de las costumbres de su pueblo.
Con cada día que pasaba, el amor entre Colón e Inés crecía más fuerte.
Colón le propuso matrimonio a Inés y ella aceptó con alegría.
Se casaron en una hermosa ceremonia en la catedral de Lima.
Después de su boda, Colón e Inés vivieron felices en Lima.
Colón continuó explorando nuevas tierras, pero siempre regresaba a su hogar en Lima, donde Inés lo esperaba con amor y devoción.
Juntos, criaron una familia y vivieron una vida larga y feliz.