En un mundo lleno de mentiras y traiciones, un joven llamado Mateo se sentía perdido y solo.
Buscando algo diferente, se adentró en el mundo de Facebook, donde conoció a una joven llamada Sofía.
A través de mensajes, se convirtieron en grandes amigos, compartiendo sus gustos, profesiones y sueños.
Sofía le enseñó a Mateo a ver la vida con firmeza y seguridad.
Con sus palabras y su forma de ser, llenó su vida de detalles y sonrisas.
Mateo se enamoró de la personalidad de Sofía, aunque nunca la había visto en persona.
Esperaban ansiosamente el día en que pudieran conocerse.
Un día, Mateo decidió sorprender a Sofía y viajó a su ciudad.
Al llegar a su casa, descubrió que Sofía era una mujer mayor, muy diferente a la joven que había conocido en Facebook.
Mateo se sintió engañado y herido.
Sin embargo, Sofía le explicó que había usado una foto antigua porque no quería que la juzgaran por su apariencia.
Mateo se dio cuenta de que había aprendido una valiosa lección: la verdadera amistad no se basa en las apariencias, sino en la conexión que se establece entre dos personas.
A pesar de la decepción inicial, Mateo y Sofía siguieron siendo amigos, valorando la conexión que habían construido a través de sus mensajes.