En un lejano y nevado pueblo, donde las luces de Navidad brillaban intensamente, vivía una familia muy especial: los García.
El padre, Juan, era un hombre amable y trabajador, la madre, María, era cariñosa y dulce, y los niños, Pedro y Lucía, eran traviesos y llenos de energía.
Pero este año, la Navidad traía consigo un secreto terrorífico.
En las noches silenciosas, cuando la luna llena iluminaba el cielo, un extraño monstruo comenzaba a merodear por las calles.
Era una criatura peluda y de ojos brillantes, con dientes afilados y garras que hacían un ruido espeluznante al rozar el suelo.
Los García escucharon rumores sobre el monstruo, pero no les dieron mucha importancia.
Sin embargo, una noche, mientras Pedro y Lucía dormían plácidamente en sus camas, el monstruo irrumpió en su casa.
Los niños se despertaron aterrorizados al ver a la temible criatura acercándose a ellos.
Juan y María corrieron a la habitación de sus hijos y se enfrentaron al monstruo con valentía.
El monstruo gruñó y enseñó los dientes, pero Juan y María no se dejaron intimidar.
Con todas sus fuerzas, lucharon contra la criatura hasta que finalmente la expulsaron de su hogar.
A partir de ese día, el monstruo desapareció y la familia García pudo disfrutar de una Navidad tranquila y feliz.
Pero nunca olvidaron el terror que habían pasado y la valentía que habían demostrado para protegerse unos a otros.