En el corazón de un bosque encantado, donde los monstruos acechaban ocultos en la tierra, el agua, las piedras y los árboles, se embarcaron en una peligrosa búsqueda un lobo, un caballo y una rata.
Habían oído hablar de un pozo mágico que concedía deseos, pero llegar a él no sería fácil.
El bosque estaba plagado de peligros, y los monstruos estaban siempre al acecho.
El lobo, con su agudo olfato, lideró el camino.
El caballo, con su fuerza, cargó con sus provisiones.
Y la rata, con su astucia, exploró los rincones más oscuros.
Primero, se encontraron con un monstruo de tierra que temblaba el suelo bajo sus pies.
Pero el lobo lo ahuyentó con su aullido.
Luego, se toparon con un monstruo de agua que intentaba arrastrarlos a las profundidades.
Pero el caballo lo pateó con sus poderosas patas.
Más adelante, se encontraron con un monstruo de piedra que lanzaba rocas gigantes.
Pero la rata lo distrajo con su cola, permitiendo que el lobo y el caballo pasaran.
Finalmente, se encontraron con un monstruo de árbol que intentaba atraparlos con sus ramas.
Pero el lobo saltó sobre él y lo mordió, obligándolo a retroceder.
Después de superar innumerables obstáculos, llegaron al pozo mágico.
El agua brillaba con una luz sobrenatural, y cuando bebieron de ella, sus deseos se hicieron realidad.
El lobo deseó ser el más fuerte, el caballo deseó ser el más rápido y la rata deseó ser la más inteligente.
Con sus deseos concedidos, regresaron al bosque, ahora más poderosos que nunca.
Los monstruos no eran rival para ellos, y pudieron vivir felices para siempre en el corazón del bosque encantado.