En un colegio muy especial, donde los niños aprendían sobre el maravilloso mundo de las computadoras y las telecomunicaciones, había una clase llamada Telemática.
Esta clase estaba llena de estudiantes curiosos y entusiastas que amaban descubrir los secretos de la tecnología.
Un día, mientras la maestra explicaba sobre los diferentes tipos de teléfonos, los estudiantes notaron un teléfono antiguo y extraño en su escritorio.
Era un teléfono negro y pesado, con un auricular grande y un dial giratorio.
La maestra les dijo que era un teléfono muy especial, un teléfono mágico que podía llevarlos a aventuras extraordinarias.
Los estudiantes se emocionaron mucho y le rogaron a la maestra que les dejara usarlo.
La maestra sonrió y les dijo que podían usarlo, pero que debían tener cuidado y usarlo solo para cosas buenas.
Los estudiantes prometieron ser responsables y usar el teléfono solo para aprender y divertirse.
El primer estudiante que usó el teléfono fue Juan.
Marcó un número y, de repente, ¡se encontró en medio de una selva tropical!
Había loros coloridos volando sobre su cabeza y monos balanceándose en las ramas de los árboles.
Juan estaba encantado y exploró la selva, aprendiendo sobre las diferentes plantas y animales que vivían allí.
Después de Juan, fue el turno de María.
Marcó un número diferente y se encontró en un castillo medieval.
Había caballeros con armaduras brillantes y damas con hermosos vestidos.
María se sintió como una princesa y bailó con los caballeros en el gran salón.
Luego, fue el turno de Pedro.
Marcó un número y se encontró en el espacio exterior.
Había estrellas brillantes y planetas lejanos.
Pedro flotó entre las estrellas, sintiendo la inmensidad del universo.
Los estudiantes de Telemática se turnaron para usar el teléfono mágico, cada uno teniendo su propia aventura única.
Aprendieron sobre diferentes culturas, exploraron nuevos mundos y descubrieron la magia de la comunicación.
Pero un día, uno de los estudiantes, llamado Luis, usó el teléfono para hacer una broma.
Marcó un número y se encontró en un lugar oscuro y aterrador.
Había monstruos feos y fantasmas espeluznantes.
Luis se asustó mucho y corrió a buscar a la maestra.
La maestra le explicó a Luis que el teléfono mágico era poderoso y que debía usarse solo para cosas buenas.
Le dijo que nunca más debía usarlo para hacer bromas o asustar a los demás.
Luis se disculpó y prometió usar el teléfono solo para aprender y divertirse.
Y así, los estudiantes de Telemática continuaron usando el teléfono mágico, teniendo muchas más aventuras y aprendiendo mucho sobre el mundo y sobre sí mismos.
Y siempre recordaron la lección que Luis les enseñó: que el poder de la comunicación debe usarse siempre para el bien.