En la Escuela de Telemática, los estudiantes estaban muy emocionados.
La maestra había traído un teléfono muy especial, un teléfono mágico que podía hacer cosas increíbles.
Los estudiantes se sentaron en círculo y la maestra les mostró el teléfono.
Era un teléfono grande y brillante, con botones de todos los colores.
La maestra les explicó que podían usar el teléfono para llamar a cualquier persona o lugar del mundo, incluso a otros planetas.
Los estudiantes no podían esperar para probar el teléfono.
Llamaron a sus amigos, a sus familiares y hasta a sus mascotas.
Se divirtieron mucho hablando con todos.
Pero lo mejor estaba por llegar.
La maestra les dijo que el teléfono también podía hacer cosas más increíbles.
Podía conceder deseos.
Los estudiantes se miraron unos a otros, sorprendidos.
¿Deseos?
¿De verdad?La maestra les dijo que podían pedirle al teléfono cualquier cosa que quisieran, y él se la concedería.
Pero había una regla: solo podían pedir un deseo cada uno.
Los estudiantes pensaron mucho en lo que querían pedir.
Algunos querían juguetes nuevos, otros querían viajar por el mundo y otros querían tener superpoderes.
Finalmente, todos los estudiantes pidieron sus deseos.
La maestra les dijo que el teléfono se los concedería, pero que tenían que ser pacientes.
Los estudiantes esperaron ansiosos durante días, pero sus deseos no se cumplían.
Empezaron a pensar que el teléfono no era realmente mágico.
Pero un día, todo cambió.
Los estudiantes estaban jugando en el patio cuando vieron un gran arco iris en el cielo.
El arco iris era tan brillante y hermoso que los estudiantes se quedaron mirándolo fijamente.
De repente, el teléfono mágico empezó a sonar.
Los estudiantes corrieron hacia él y contestaron.
Era la voz de la maestra.
"¡Hola, estudiantes!" dijo la maestra.
"¡Sus deseos se han cumplido!".
Los estudiantes se miraron unos a otros, sorprendidos.
¿De verdad?
¿Sus deseos se habían cumplido?La maestra les dijo que sí, que el teléfono había concedido todos sus deseos.
Pero les advirtió que tenían que usar sus deseos sabiamente.
Los estudiantes prometieron que lo harían.
Y así, los estudiantes de Telemática siguieron divirtiéndose con el teléfono mágico, pero siempre recordaron usarlo sabiamente.