En un huerto lleno de vida, donde las verduras y frutas crecían felices, vivían dos amigos muy especiales: Doña Zanahoria y Señor Lechuga.
Doña Zanahoria era una zanahoria grande y jugosa, con un corazón tan dulce como su sabor.
Señor Lechuga, por otro lado, era una lechuga verde y crujiente, siempre dispuesto a compartir su frescura.
Juntos, formaban un dúo inseparable.
Pasaban sus días charlando, riendo y ayudándose mutuamente.
Pero un día, todo cambió.
Un grupo de orugas hambrientas invadió el huerto, amenazando con devorar todas las hojas y verduras.
Doña Zanahoria y Señor Lechuga estaban decididos a proteger su hogar.
Doña Zanahoria usó su jugo dulce para atraer a las orugas, mientras que Señor Lechuga las envolvía con sus hojas, atrapándolas y alejándolas del huerto.
La batalla fue feroz, pero gracias a su trabajo en equipo y valentía, lograron ahuyentar a las orugas.
El huerto quedó a salvo y sus amigos pudieron seguir viviendo en armonía.
Desde ese día, Doña Zanahoria y Señor Lechuga se convirtieron en héroes del huerto.
Su amistad y determinación les habían enseñado que incluso las verduras más pequeñas pueden lograr grandes cosas cuando trabajan juntas.