¡La Caracola Veloz y la Ardilla Defensora!

Based on: había un caracol que todos se burlaban de él por ser tan lento, hasta que su amiga ardilla lo defendió

Había una vez, en un jardín lleno de flores brillantes y árboles frondosos, un caracol llamado Tito. Tito era un caracol muy peculiar. Le encantaba explorar el jardín, pero, ¡ay!, era terriblemente lento. Tan lento, que las hormigas lo adelantaban cargando hojas gigantescas.

Cada vez que Tito salía de su casita, los demás animales del jardín se burlaban de él. Los conejos saltaban a su alrededor, riendo: "¡Mira, ahí va Tito, el caracol más lento del mundo! ¡A este paso, nunca llegará a ninguna parte!". Los pájaros trinaban burlonamente desde las ramas: "¡Tito, Tito, más despacio, que te vas a cansar! ¡Ja, ja, ja!". Incluso las orugas, que no eran precisamente veloces, se reían a sus espaldas.

Tito se sentía muy triste. Escondía su cabecita dentro de su caparazón y deseaba poder ser más rápido. Soñaba con correr a la velocidad del viento, como los caballos que veía en el campo vecino. Pero, por más que lo intentaba, sus patitas de caracol no le permitían ir más rápido.

Un día, mientras Tito se arrastraba lentamente hacia una rosa roja, escuchó las risas crueles de un grupo de ardillas. "¡Miren al caracol! ¡Es tan lento que la rosa se marchitará antes de que él llegue!". Tito sintió que las lágrimas le picaban en los ojos. Estaba a punto de meterse en su caparazón cuando escuchó una voz fuerte y clara.

"¡Dejen en paz a Tito!"

Tito levantó la cabeza y vio a una ardilla de pelaje rojizo y ojos brillantes que se interponía entre él y las ardillas burlonas. Se llamaba Lila, y era conocida en todo el jardín por su valentía y su gran corazón.

"¿Y tú quién eres para decirnos qué hacer?", preguntó una de las ardillas, con tono desafiante.

"Soy Lila, y no voy a permitir que se burlen de Tito", respondió la ardilla con firmeza. "Puede que sea lento, pero eso no lo hace menos valioso. Todos tenemos nuestras propias habilidades y talentos. Tito puede que no sea rápido, pero es muy observador y tiene una gran paciencia. ¿Acaso eso no cuenta para nada?".

Las ardillas se quedaron calladas, sorprendidas por la defensa de Lila. Nunca habían pensado en Tito de esa manera. Siempre se habían fijado en su lentitud, pero nunca se habían parado a ver sus cualidades.

Lila se acercó a Tito y le sonrió. "No te preocupes por lo que digan los demás, Tito. Tú eres perfecto tal como eres".

Tito sintió que su corazón se llenaba de alegría. Nunca nadie lo había defendido así. Se sintió comprendido y valorado.

Desde ese día, las cosas cambiaron en el jardín. Las ardillas dejaron de burlarse de Tito y empezaron a respetarlo. Incluso, algunas veces, Lila lo llevaba en su espalda para que pudiera ver el jardín desde otra perspectiva.

Los conejos, al ver el cambio en las ardillas, también dejaron de reírse de Tito. Empezaron a entender que la velocidad no lo es todo en la vida.

Los pájaros, desde las ramas, dejaron de trinar burlonamente y empezaron a cantar melodías alegres para animar a Tito en su camino.

Tito, gracias al apoyo de Lila, se convirtió en un caracol más seguro de sí mismo. Ya no se escondía en su caparazón cuando escuchaba las risas de los demás. Sabía que era diferente, pero también sabía que era valioso.

Un día, un grupo de niños visitó el jardín. Estaban buscando caracoles para llevarse a casa. Tito, al verlos, se asustó mucho. Pensó que lo iban a separar de su hogar y de sus amigos.

Pero Lila, siempre atenta, ideó un plan. Rápidamente, reunió a todos los animales del jardín. Les explicó la situación y les pidió que ayudaran a Tito.

Cuando los niños se acercaron a Tito, todos los animales del jardín empezaron a hacer ruido. Los pájaros trinaban fuertemente, los conejos saltaban y corrían, las ardillas chillaban y las orugas se movían en zigzag. Los niños, asustados por el ruido y el movimiento, se alejaron rápidamente de Tito.

Tito se sintió muy agradecido con sus amigos. Habían arriesgado todo para protegerlo.

Desde ese día, Tito y Lila se hicieron inseparables. Juntos exploraron el jardín, descubrieron nuevos rincones y vivieron muchas aventuras. Tito aprendió a aceptarse tal como era, y Lila aprendió que la verdadera amistad no tiene límites. Y todos en el jardín aprendieron que la diferencia no es un defecto, sino una cualidad que nos hace únicos y especiales.

Y así, Tito, el caracol lento, se convirtió en el caracol más feliz del jardín, gracias a la amistad y la valentía de Lila, la ardilla defensora.

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Publicado el 04/07/2025

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