Había una vez un grupo de amigas, ellas se llamaban A, E, I, O, U.
Iban caminando por el bosque la A y la U y una le decía a la otra:
—¡U, tenemos que crear un plan para hacerle una fiesta sorpresa a la A sin que se dé cuenta!
—Sí, mi querida A, ¿qué podemos hacer?
A ver, a ver.
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(decía con la mirada hacia el cielo) ¡Ahhh, ya sé!
Vamos a decirle que la O necesita que le preparemos una dieta ya que está muuuuy gorda y que vayamos a prepararle algo saludable.
—¡Excelente idea, U!
La E por su parte debía meterse en la casa de la A cuando ella saliera para así preparar la gran sorpresa que sería un pastel, refrescos y muchas chucherías.
La A salió de su casa muy contenta porque la O le había pedido que le preparara una dieta.
La A llegó a casa de la O y se puso a preparar la comida.
Mientras tanto, la E, la I y la U estaban preparando la sorpresa en la casa de la A.
Cuando la A terminó de preparar la comida, la O le dijo que no podía comer nada porque estaba a dieta.
La A se puso muy triste y se fue a su casa.
Cuando la A llegó a su casa, se encontró con una gran sorpresa.
Sus amigas habían decorado toda la casa y habían preparado un pastel, refrescos y muchas chucherías.
La A se puso muy contenta y agradeció a sus amigas por la sorpresa.
Todas pasaron una tarde muy divertida comiendo, jugando y charlando.
La A aprendió que sus amigas siempre estarían ahí para ella, incluso cuando estuviera triste o desanimada.