Margiory, la Mariposa Gorda que Aprendió a Volar Alto

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Margiory era una mariposa diferente. No era delgada y grácil como las otras mariposas del Jardín de las Rosas Susurrantes. Margiory era…gorda. Muy gorda. Sus alitas parecían pequeñas y débiles en comparación con su cuerpo rechoncho. Las otras mariposas se reían de ella.

"¡Mira a Margiory!", se burlaba Lila, una mariposa vanidosa con alas pintadas de colores brillantes. "¡Parece una bolita de algodón con alas!".

Margiory se sentía muy triste. Intentaba volar, pero sus alitas se cansaban rápidamente. Solo podía dar pequeños saltitos entre las flores. Soñaba con volar alto, tan alto como las águilas que veía a lo lejos, pero parecía imposible.

Un día, mientras Margiory lloraba en silencio sobre un pétalo de rosa, una voz suave la sobresaltó.

"¿Por qué estás tan triste, pequeña mariposa?", preguntó una voz anciana.

Margiory levantó la vista y vio a una oruga muy vieja y arrugada. Tenía un bastón hecho de una ramita y sus ojos brillaban con sabiduría.

"No puedo volar", sollozó Margiory. "Soy demasiado gorda. Todas las demás mariposas se ríen de mí".

La oruga sonrió. "La belleza no está en el tamaño, querida. Está en el corazón. Y en la fuerza que encuentras dentro de ti".

"¿Fuerza? ¿Qué fuerza?", preguntó Margiory, incrédula.

"La fuerza para seguir intentándolo. La fuerza para ignorar las burlas. La fuerza para creer en ti misma", respondió la oruga. "Cada aleteo, por pequeño que sea, te hace más fuerte. Pero no te concentres solo en la fuerza de tus alas. Concéntrate en la fuerza de tu espíritu".

La oruga le contó a Margiory historias de otras criaturas que habían superado grandes obstáculos. Le habló de la tortuga que ganó la carrera a la liebre, no por velocidad, sino por perseverancia. Le habló del pequeño colibrí que apagó un incendio forestal gota a gota, demostrando que incluso las acciones más pequeñas pueden marcar la diferencia.

Margiory escuchó atentamente. Las palabras de la oruga la llenaron de esperanza. Decidió que no se rendiría. A partir de ese día, Margiory comenzó a practicar todos los días. Al principio, solo podía aletear unas pocas veces antes de caer al suelo. Pero poco a poco, se hizo más fuerte.

Un día, Lila y las otras mariposas la vieron intentándolo de nuevo.

"¡Miren a Margiory! ¡Sigue intentando volar! ¡Qué ridícula!", se burló Lila.

Pero esta vez, las palabras de Lila no hirieron a Margiory. Ella respiró hondo y cerró los ojos. Recordó las palabras de la oruga: "Concéntrate en la fuerza de tu espíritu".

Abrió los ojos y comenzó a aletear con todas sus fuerzas. Al principio, fue difícil. Sus alitas temblaban y su cuerpo le dolía. Pero siguió aleteando, una y otra vez. Y entonces, sucedió algo increíble.

Margiory sintió que se elevaba. No mucho, pero lo suficiente para elevarse por encima de las flores. Abrió los ojos con sorpresa y miró hacia abajo. Vio a Lila y a las otras mariposas mirándola con la boca abierta.

Margiory siguió aleteando y volando cada vez más alto. Descubrió que, aunque era gorda, era fuerte. Y aunque sus alitas eran pequeñas, eran lo suficientemente fuertes para llevarla.

Voló por encima del Jardín de las Rosas Susurrantes, por encima de los árboles altos y hasta las nubes blancas y esponjosas. Sintió el viento en sus alas y el sol en su cara. Era la sensación más maravillosa que había experimentado en su vida.

Cuando regresó al jardín, Lila y las otras mariposas se acercaron a ella con admiración.

"¡Margiory! ¡Estabas volando tan alto! ¡Nunca habíamos visto nada igual!", exclamó una de las mariposas.

Lila se acercó tímidamente a Margiory. "Lo siento mucho por burlarme de ti", dijo. "Eres muy valiente y fuerte".

Margiory sonrió. "Gracias", dijo. "Pero la verdadera fuerza no está en ser delgada o grácil. Está en creer en ti misma y nunca rendirte".

Desde ese día, Margiory se convirtió en una inspiración para todas las mariposas del Jardín de las Rosas Susurrantes. Les enseñó que la belleza viene en todas las formas y tamaños, y que con perseverancia y fe en uno mismo, todo es posible. Y Margiory, la mariposa gorda, siguió volando alto, recordándoles a todos que nunca deben dejar que nadie les diga que no pueden lograr sus sueños.

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Publicado el 04/15/2025

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